Google gana el último asalto

EFE

Uno de los pilares del Big Tech sigue afianzándose. El Tribunal Supremo de EE.UU. ha dado la razón a Google en su litigio contra Oracle. Solo 2 de los 9 jueces que componen el órgano judicial votaron en contra del fallo que declara que Google no infringió las leyes de derechos de autor al utilizar el código de programación de Java creado por una de las empresas compradas por Oracle. Amy Coney Barret, la última juez nombrada por Trump, no pudo participar en la redacción de la sentencia por no haber estado presente en el acto de juicio oral.

Este ha sido uno de los juicios del siglo en EE.UU. y el más importante en materia de patentes y derechos de autor desde hace décadas. Ha reunido del lado de cada uno de los demandantes principales a varios codemandantes. Del lado procesal de Google se han situado empresas del peso de IBM y Microsoft, además de la propia CCIA (o Asociación de la industria de informática y comunicaciones estadounidense), lo que motivó que Oracle se diera de baja de ella, alegando falta de neutralidad.

Para la poderosa compañía tecnológica con sede en Mountain View, California, esta decisión judicial supone a corto plazo evitar una indemnización de 9.300 millones de dólares que le reclamaba la empresa perdedora. A largo plazo, esta decisión marcará en lo sucesivo el desarrollo del software a gran escala, pues el Tribunal supremo estadounidense ha decidido que las aplicaciones de programación de interfaz tienen una protección más débil de los derechos de autor y únicamente serán considerados como un simple método o una fórmula.

La sentencia se hace eco de las tesis de lo que Google denomina «interoperabilidad» o capacidad de los sistemas de información y de los procedimientos a los que éstos dan soporte, de compartir datos y posibilitar el intercambio de información.

Tom Goldstein, abogado del gigante tecnológico ve en ella una apuesta por la innovación y «una consolidación del que ha sido el punto de vista de la industria durante décadas que ha hecho florecer el sector de la programación».

Todavía queda por ver si los consumidores y usuarios se van a beneficiar de esta decisión a largo plazo, argumento que siempre esgrimió Google en defensa de sus intereses.

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