Recuerdos de aquellos tercios de requetés

J. C. González

Por medio de estas breves líneas, dada la proximidad de la Romería de Ntra. Sra. de la Cabeza, el último domingo del presente mes de abril y la más antigua de nuestra España, quisiera tener un recuerdo muy especial a un héroe que nunca fue anónimo y que, como soldado de la Fe y de la Santa Causa tradicional, supo siempre defender nuestra Patria como nación, única e indivisible, albergue de santidad y defensora de la Iglesia Católica y que, al día de hoy, ya ocupará un puesto en el Reino de Dios.

Me estoy refiriendo a la figura de José Rodríguez de Cueto. Nacido en Málaga el día 31 de marzo de 1896, ingresó en la Academia de Infantería, de la que salió en 1915, siendo destinado al Regimiento Galicia número 19. Unos meses después fue trasladado al Regimiento Córdoba, en la ciudad de Granada, para luego marchar a África y permanecer en el Regimiento del Serrallo hasta el mes de mayo de 1922, en que pasó a la Guardia Civil con destino a la provincia de Jaén.

Encontrándose en Jaén a fecha del día 18 de julio de 1.936, se adhirió a nuestra Cruzada y, en unión con los Capitanes Cortés y Reparaz, organizó el traslado al Santuario de Ntra. Sra. de la Cabeza de Andújar de todas las fuerzas de la Guardia Civil de la provincia. Durante el asedio al Santuario, fue designado con el citado Capitán Reparaz para pasar a la zona nacional, al frente de un grupo de guardias civiles, con el objetivo de informar sobre la situación.

El día 24 de agosto, tan pronto llegó a Córdoba, Rodríguez de Cueto se puso a disposición del Gobernador Militar de la plaza y se incorporó al Tercio de Requetés de aquella ciudad. También se encargó de organizar el Tercio de Requetés de Granada actuando en la toma de Montefrío, Algarinejo, Alcalá la Real, Santa Ana, Charilla, Puerto Lope y otras acciones intermedias entre las provincias de Granada y Jaén.

A fecha de 5 de octubre pasó como agregado al Cuerpo de Aviación, para efectuar el conveniente suministro al Santuario de Ntra. Sra. de la Cabeza tomando parte junto a la escuadrilla del Capitán Haya.

Resulta curioso destacar que al cabo de los años, cuando mi hijo mayor, José Raúl Calderón, se encontraba de juez con destino en la localidad de Andújar (Jaén), realizase un informe-dossier relativo a los guardias civiles fallecidos en el asedio al citado santuario. Este informe sería posteriormente donado al Museo de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, donde se encuentra actualmente

Pocos días después, el día 11 de noviembre de 1.938, don José Rodríguez de Cueto tomó posesión de la Delegación de Orden Público de León, y el 23 de junio siguiente lo hizo del citado cargo en la provincia de Jaén, en la que cesó posteriormente para ocupar el cargo de Inspector de la frontera del Sur de España hasta marzo de 1.941.

Desde el día 6 de marzo de 1945 hasta el día 1 de abril de 1951 el Teniente General José Enrique Varela Iglesias fue Alto Comisionado de España en Marruecos. (En 1932, siendo coronel y persona muy cercana a Manuel Fal Conde, ya se había destacado en la organización y estructura del Requeté). Como Secretario en el Protectorado de la Alta Comisaría fue nombrado José Rodríguez de Cueto, entonces Teniente Coronel de la Guardia Civil.

Mi relación y amistad estrecha con ambos se remonta a los años cuarenta y cincuenta. Una vez finalizada ya nuestra Cruzada, me relacioné especialmente con su hijo Enrique, con el que mantuve una gran y sincera amistad personal hasta su fallecimiento. A raíz de dicha relación fueron frecuentes nuestros encuentros y reuniones en la Hacienda Santa Cristina de la pedanía de Otiñar, provincia de Jaén, durante las cuales pasamos grandes momentos y veladas en compañía de los mencionados amigos, entre los que se encontraban su padre, José Rodríguez de Cueto, y el propio Teniente General José Enrique Varela Iglesias, y muy especialmente durante la festividad de Ntra. Sra. de las Mercedes.

José Rodríguez de Cueto contrajo matrimonio el día 7 de abril de 1.923 con Dulce Nombre de María Martínez Serrano, de cuyo matrimonio nacieron, además de Enrique, sus hijos José María, María Cristina y María de la Mercedes. Falleció tristemente en Madrid en la década de los años ochenta y sus restos mortales reposan junto a los de su esposa en el cementerio particular de dicha Hacienda giennense.

José Calderón y Carmona, Círculo Tradicionalista de Baeza