Una España que grita libertad

Teo Gracián

Son, estos tiempos coronavíricos, tiempos de confusión, de dificultades y numerosos sufrimientos. Sufrimientos que son personales, familiares, pero también sociales. Son tiempos en los que estamos acudiendo, no sólo como espectadores sino también como protagonistas, a numerosas injusticias, ataques, violencias e inseguridades. Y en medio de todo ello, no son pocos los que claman, como remedio de todo mal: ¡libertad!

La libertad se ha constituido en la única vacuna contra el virus. Todo parece que se va a solucionar con más libertad y menos autoritarismo. Es cierto que esta pandemia ha sido aprovechada para acelerar un proceso de descomposición que ya estaba en marcha. Si alguno todavía pensaba que la democracia que vivimos en España era una forma de gobierno entre otras posibles, lo que se ha desvelado es que no es más que, como decía Aristóteles, una forma corrupta de gobierno.

Y de una forma corrupta únicamente podemos esperar corrupción y descomposición. Frente a esta corrupción y manipulación son numerosos los periodistas, escritores, políticos y ciudadanos de a pie, que gritan ¡libertad! para remediar los males que nuestra querida Hispanidad vive en estos momentos. Olvidando así aquel principio perenne de D. Juan Vázquez de Mella, que descubre perfectamente el error que se levante frente a nosotros: «ponen tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias».

Cuando la libertad es entronizada y la democracia coronada en los estamentos más altos de una comunidad política, ésta se convierte en un cuerpo electoral y, el cuerpo electoral, en decir de Mella, «es un cuerpo sin alma». Nunca mayor libertad ni mayor democracia serán los remedios a la pandemia moral que vive nuestra amada tierra. Es imposible. Una tautología. Un error.

Y, mientras ellos gritan libertad, ¿qué debemos gritar los tradicionalistas? Son muchos los gritos que podemos enarbolar como bandera y uno el que los recoge todos: ¡Tradición! Porque bajo el manto protector de la Tradición encontramos todos aquellos sanos principios que inocularán los anticuerpos eficaces que requiere la pandemia social que vivimos: bien común, fueros, rey y, por encima de todo y quién da sentido a todo: Cristo Nuestro Señor.

¡Viva Cristo Rey!

P. Juan Retamar Server, Círculo Carlista Abanderado de la Tradición, Ntra Sra de los Desamparados.