Las tribulaciones internas que México sufría durante el proceso histórico denominado «Revolución Mexicana» fueron aprovechadas entre abril y noviembre de 1914 por el ambicioso vecino del norte los Estados Unidos para, una vez más, ocupar un punto estratégico del territorio de la otrora Nueva España y de esta manera tratar de asegurarse la sumisión del gobierno en turno o en su defecto presionar para favorecer al caudillo que mejor conviniese a sus intereses.
Durante siete meses el puerto de Veracruz fue ocupado por las tropas invasoras, enviadas por el gobierno de Woodrow Wilson. Quien desconoció el régimen militar de Victoriano Huerta en una maniobra que tenía por objetivo último, ejercer presión para derrocar al general quien al final resultó no ser tan sumiso a los dictados del mandatario anglosajón; aun cuando el anterior embajador Henry Lane Wilson había contribuido para su ascenso violento mediante la traición al liberal y espiritista presidente Francisco I. Madero.
El pretexto de la invasión fue un incidente relacionado con una detención de unas horas a unos marines yanquis y una negativa de un grupo de soldados mexicanos a rendir homenaje a la bandera de las barras y las estrellas. Este asunto que era relativamente de poca monta, sirvió como excusa al hipócrita gobierno del presidente Woodrow Wilson para decretar el envío de buques armados contra el puerto veracruzano. No obstante, lo que en realidad el mandatario estadounidense deseaba, era fortalecer las posibilidades de victoria de las huestes constitucionalistas de Venustiano Carranza en su rebelión contra Huerta, ya que se pensaba que el coahuilense sería más favorable a los intereses gringos y además se intentaba bloquear cualquier posible envío de armas por parte del Imperio Alemán y de otras potencias europeas al gobierno militar mexicano; esto en el contexto global previo al estallido de la Primera Guerra Mundial.
Austreberto Martínez Villegas, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.
