Ezequiel Moreno mencionaba en su testamento espiritual la ya rampante descatolización de San Juan de Pasto. Con liberales que se decían fervorosos católicos, guiando a tantos al error. Esto se escribía hace poco más de un siglo, el 6 de octubre de 1905.
No nos sorprendamos si lo que fueron antiguos fortines tradicionales se comienza a percibir el tufillo del progresismo más decadente. Pasto no es ajeno a ello. Una muestra es la instilación del pérfido indigenismo en la vida cotidiana de la ciudad; ya sea en las aulas o con algunas manifestaciones desafortunadas en el Carnaval de Negros y Blancos. También lo apreciamos en las movilizaciones feministas que toman cada vez más fuerza. Que han llegado a cometer vandálicos contra templos de la ciudad, como el de Cristo Rey y el de la Merced (aunque palidezcan frente a actos en otras latitudes).
Es quizá más grave la llegada de la secta anglicana hace algunos años, lo cual causó gran conmoción en la ciudad. La suerte parece echada para que el sentido católico e hispano de Pasto vaya decayendo, como tantas otras ciudades de Hispanoamérica.
A pesar de todo, los símbolos permanecen y los orígenes no se borran. El himno de San Juan de Pasto, escrito por Alberto Quijano Guerrero —un pensador no del todo ortodoxo, cabe aclarar— es prueba patente de ello. A continuación, transcribo algunas estrofas sueltas:
«Cuatro siglos de greda y de gloria/ hierro y bronce torturan su sien / en un mármol perenne, la historia / talla el Santo, y el Héroe también». «El acero y la Fe del Hispano / se confunden en vivo crisol / y fecundan el surco y el grano / bajo el beso aborigen del sol». «Millonaria de dones tu casta / va dejando las huellas en pos. / Triple símbolo fulge en el asta: / Una patria, un destino y un Dios».
¡Si se recuperara el acero y la Fe del Hispano! ¡Si tuviéramos como triple símbolo una patria, un destino y un Dios!
A. Criollo, Círculo Tradicionalista de Nueva Granada