ROMA, ITALIA- El Papa Francisco ha nombrado a la científica Jennifer Anne Doudna, miembro ordinario de la Pontificia Academia de Ciencias.
Es profesora de Química Molecular en la Universidad de California, en Berkeley, en los Estados Unidos de América. Galardonada con el Nobel de Química en 2020, junto a la bioquímica Emmanuelle Charpentier, también ha recibido el premio llamado «Princesa» de Asturias en Ciencia y Tecnología en su edición 2015. Ganadora del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2016 en Biomedicina, es autora del libro «Una grieta en la Creación».
Ha contribuido al descubrimiento del CRISPR Cas9, que es una tecnología que permite editar de manera sencilla el ADN de cualquier organismo y que se está aplicando en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y enfermedades de la retina. En una entrevista concedida al «Heraldo de Aragón» Jennifer Anne Doudna declaró que «tenemos una herramienta que se puede usar para controlar la evolución humana».
En cuanto a la regulación bioética del descubrimiento manifestó que «habrá que confiar en la responsabilidad de la comunidad científica y también en el trabajo de las distintas agencias reguladoras de los países». Sobre el debate bioético en torno a las posibles aplicaciones futuras de CRSPR en genes humanos, la nueva asesora y miembro de la Pontificia Academia de Ciencias ha indicado que la norma será fruto del consenso.
Según Doudna «desde hace tiempo pienso en los aspectos bioéticos de la edición de genes; es un tema muy importante para discutir. Y he estado participando con mis colegas en varias reuniones y deliberaciones internacionales sobre la edición de genes, porque quiero estar segura de que las futuras aplicaciones de esta tecnología tengan en cuenta tanto los impactos sociales de la edición de genes colmo su potencial para afectar al futuro de nuestro planeta».
Hace varios años, durante una conferencia en TEDGlobal, impartida en Londres en el 2015, concretó algo más: «Imaginemos que se intentara diseñar humanos con propiedades mejoradas…humanos de diseño si se quiere. En este momento la información genética para entender qué tipos de genes dan lugar a estos rasgos, en su mayoría no se conocen. Pero es importante saber que CRISPR es una herramienta para hacer este tipo de cambios una vez que el conocimiento esté disponible. Esto plantea cuestiones éticas que hay que considerar cuidadosamente, por eso mis colegas y yo hemos hecho una llamada a una pausa mundial para cualquier aplicación clínica de CRISPR en embriones humanos, para darlos tiempo y considerar realmente todas las implicaciones al hacerlo (…) Y esto nos enfrenta a todos a una gran responsabilidad, de considerar prudentemente todas las consecuencias no deseadas como los impactos previstos de un avance científico».
En ningún momento menciona la científica una verdad objetiva, considerando –siempre- que los límites serán los impuestos por el resultado de debates entre grupos empresariales y/o de presión. La «pausa» a la que hace referencia, no es más que el tiempo necesario para la inclusión de las empresas en el debate.
Sin embargo, ante las dudas suscitadas en su momento, ya en el año 2008, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó la Instrucción «Dignitas Personae», sobre Algunas Cuestiones de Bioética, en la que se recuerda que Dios ya tiene los límites marcados.
Agencia Faro, Círculo Tradicionalista de Baeza, R. Gómez Bastida.