En el contexto de la «Ley Celaá», estos días han informado los periódicos «El mundo» y «ABC» que el Ministerio de Educación ha enviado un documento-borrador a las diversas comunidades autónomas en el que se desarrollan una serie de medidas relacionadas con la Educación Infantil (0-6 años) y Primaria (6-12 años). La aplicación de la conocida «Ley Celaá» depende de la previa aprobación de una serie de reales decretos de currículo básico, que serían los que desarrollen la mencionada ley. Se trataría de una serie de documentos en los que se explica de una manera concreta y práctica la aplicación de la ley «educativa».
Así, las comunidades autónomas deberán ofrecer sus aportaciones para que se pueda aprobar un texto definitivo. Entre otras cosas, hay dos cuestiones que han generado gran polémica de ese borrador: por una parte, la referida al «descubrimiento personal de la sexualidad» para los cursos de Infantil y, por otra, la implantación de unas «matemáticas desde un sentido socioemocional».
Por lo que se refiere a la primera, el texto explica que «en esta etapa se inicia la construcción sexual y de género, sin distinción entre ambas» y que el cuerpo es una «fuente de experimentación», por lo que en los colegios se debe crear el ambiente propicio «para que los bebés puedan descubrir el placer que les proporciona la actividad por iniciativa propia». Es decir, que ahora el periodo comprendido entre los 0 a 6 años es el momento propicio para enseñar a los niños que pueden disfrutar con su propio cuerpo. Así que mejor enseñarles cuanto antes para que no pierdan un solo instante. Sin comentarios; se pone la piel de gallina.
Por otro lado, se propone la enseñanza de unas matemáticas desde «un sentido socioemocional», lo que, según el mismo borrador, supondría «una mejora del rendimiento» y ayudaría a acabar con «ideas preconcebidas relativas al género o el mito del talento innato indispensable para esta materia». Se prevé así fomentar las matemáticas entre la población femenina, puesto que se trata de una disciplina en la que la presencia del sexo masculino es dominante. Está claro que «stultorum infinitus est numerus». Lejos queda ese tiempo en que se exigía del gobernante ser un hombre preparado y con una gran capacidad para dirigir a un pueblo entero. Ahora parece que cuanto más tonto seas, más posibilidades tienes de dirigir el futuro de un país.
Vivimos hoy día ni más ni menos que la pura desintegración de la comunidad política. Se trata de una escenificación perfecta del momento de declive en el que nos encontramos. La modernidad surgió como rebelión frente a un orden establecido. El triunfo de esta revolución ha dado paso a la postmodernidad, estación de radical descomposición y de ausencia total de una verdad a la que aferrarse.
Antonio de Jaso, Navarra