Humor- ¡Qué cosas se ven, don Pero!: Noticias increíbles de actualidad eclesiástica

Fotograma de la película de Disney «Dumbo»

Hemos pasado un verano bastante agitado en el plano religioso. Y no me refiero sólo a lo de los Custodios de la Tra[d]ición. Entre los delirios transgénicos y otras vacunas, los delirios transgenéricos y otras graves afrentas a nuestra lengua y a nuestro sentido común, los delirios de purgas estalinistas y otros problemas de egos desmedidos, casi no nos hemos ocupado, desde estas líneas, de los numerosos asuntos de interés que nos ha ido ofreciendo la actualidad eclesiástica.

Dejando a un lado el afán de exhaustividad, vamos a hacer un breve repaso de algunos consejos, decisiones, enseñanzas y sucesos de variable pero no desdeñable importancia para la catolicidad:

– El 26 de Julio conocíamos que el ex jesuita José María Castillo, de la Asociación de Teólogos Juan XXIII proponía una revolucionaria interpretación del milagro de los panes y los peces, según la cual el verdadero sentido del pasaje evangélico no era una milagrosa multiplicación operada por un Dios-Hombre, sino una bastante más prosaica división: el «milagro de compartir». Para eso, me dirán, no nos hacía falta un Mesías.

– El 11 de Agosto, más novedades teológicas provenientes del cisma-so-capa-de-sínodo de Alemania: los Mandamientos han de ser considerados más bien como pedagogos, que han de conducirnos a Nuestro Señor, al célebre encuentro con Cristo en que, según parece, consiste ahora la antigua virtud teologal de la Fe («la fe es el hábito de la mente por el que se inicia en nosotros la vida eterna, haciendo asentir al entendimiento a cosas que no ve», decía el facha de Santo Tomás).

– El 19 de Agosto, en la misma línea ecuménica del Sínodo germánico, Peter Skov-Jacobsen, Obispo de Copenhague y Primado de Dinamarca (de la luterana Iglesia del Pueblo Danés), hacía unas sorprendentes declaraciones a cuenta, de nuevo, de los Diez Mandamientos: «¿Desprecio los mandamientos? No, no lo sé. Los observo, pero no como absolutos, porque sé que lo que me justifica es Jesucristo». Nihil novum…

– El 1 de Septiembre fue un día cargado de noticias: Carolina Darias, Ministra de Sanidad, en un alarde de cursilería socialdemócrata, animaba a los reticentes ciudadanos a pincharse, alegando que «vacunarse es un acto de amor»; también lo es «ayudar a que la mayoría de la gente lo haga». También precisó que «el amor es también social y político, hay amor social y amor político, es universal, siempre desbordante de pequeños gestos de caridad personal capaces de transformar y mejorar las sociedades». Le faltó, eso sí, decirnos si el amor que testimonia la vacunación es un amor al prójimo, por aquello de que –supuestamente- si me vacuno yo, el que no se contagia es usted; o de amor propio, auto-amor, por aquello de que «la caridad comienza por uno mismo»; o de amor al Gobierno, por aquello de lo bien que quedan Sánchez, Darias y Simón ante las autoridades mundiales (y mundialistas) con tan altas cifras de vacunados.

–  También el 1 de Septiembre, la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo publicada motu proprio un sorprendente informe acerca de la situación en Cataluña, en la que se incluyen declaraciones tan sorprendentes como sus dudas acerca de «si España está totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo la historia del siglo pasado». Como todo el mundo sabe, nada como un selecto grupo de socialdemócratas belgas, finlandeses y eslovacos para analizar, sesuda objetiva y cabalmente nuestra nada compleja historia reciente.

– El mismo día, el ínclito Presidente de los Estados Unidos de América, en otra de las sorprendentes intervenciones públicas a las que nos está comenzando a acostumbrar, por sus más que evidentes ausencias mentales, afirmó que en su agenda viajera de los últimos meses: «Fui a Estrasburgo pero no fui a Francia. A Estrasburgo fui por la UE. Y, si voy a Santiago [de Compostela], voy a Santiago pero no a España, que quede claro». ¿Una velada amenaza a la soberanía española? ¿Una extraterritorialidad yanqui de Santiago de Compostela, si llega a ser hollada por los pies del Líder del Mundo Libre? Seguiremos investigando…

– El 2, la Organización de las Logias Naciones Unidas, a través de su Profetisa Mayor, Greta Thunberg, invitó a todos los ciudadanos del mundo (también llamados «personas») a rezar «por un estilo de vida ecosostenible».

– A cuenta de una película favorable a la regularización de la situación legal de las parejas homosexuales, el 6 de Septiembre el homófobo (?) villano de ficción (y en sus ratos libres, Presidente de la Federación Rusa), Vladimir Putin, afirmó que »las personas homosexuales tienden a vivir en familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Nadie debería ser condenado al ostracismo ni ser infeliz por ello. Lo que hay que crear es una ley de uniones civiles. De este modo, están cubiertos legalmente. He luchado por esto».

En fin, un poco de ortodoxia entre tantas afirmaciones sorprendentes:

– El 19 de Julio, el Santo Padre Francisco rectificaba algunas de las líneas más severas de su motu proprio Traditionis Custodes y de la carta a los obispos que lo acompaña, al comentar lo siguiente: «Lo que nos jugamos en este asunto son las consecuencias del Vaticano II, es decir, la abolición de lo sagrado y de la trascendencia […] Los religiosos que han conservado el rito en latín no experimentan apenas abandonos, es más, tienen llenos sus seminarios».

No cuela, ¿verdad? El avisado lector puede que no haya reconocido todas las frases que hemos comentado, pero seguro que más de una le ha sonado extraña. En especial, la última. Vamos a confesar:

No nos disculparemos por haber atribuido erróneamente los entrecomillados al elenco de personajes e instituciones arriba mencionadas. Cualquiera de ellos podría suscribir, punto por punto, las citas que les hemos asignado (y que, por cierto, son literales). Pero, en efecto, ni el obispo luterano de Copenhague ha reafirmado recientemente su luteranismo, ni la ONU nos ha pedido rezar, ni Biden realiza arbitrarias distinciones entre las ciudades y los países que las contienen: todas las frases que se citan han sido pronunciadas por una y la misma persona: el Santo Padre Francisco.

¿Todas, don Gildo? Todas, todas, no: la última se la debemos al conocido filósofo francés, abiertamente ateo y anticristiano, autor de un Tratado de ateología, Michel Onfray.

El perplejo lector quizá se sienta en estos momentos como la bandada de cuervos sandungueros de Dumbo en su versión de dibujos animados: «Lo que nunca vi ni espero ver es un elefante volar». Ante semejante despliegue de declaraciones sorprendentes del Vicario de Cristo en la tierra, qué quieren que les diga: si mañana se posa en mi alféizar un paquidermo, le daré unas miguitas de pan sin hacer preguntas.

G. García-Vao