10. Sabemos que Dios gobierna cada cosa según la naturaleza que Él mismo le ha dado al crearla, y a los hombres nos ha hecho racionales y consiguientemente libres; somos por tanto dueños de nuestros actos, podemos «ser causa».
Esta particularidad del ser humano permite que conozcamos a Dios y creamos en su Iglesia; y que libremente dispongamos de las cosas humanas que son medios para el fin, lo que quiere decir que en el gobierno de las materias terrenales los hombres hemos de regirnos acatando la Realeza de Cristo y ordenando tales materias al Rey que es fin y jefe nuestro, a quien rendiremos cuentas. El orden de las cosas temporales es regido por una causa creada (el hombre), dependiente del orden de la Causa Primera, y se extiende a todas las cosas que son alcanzadas por esta causa (Suma contra Gentiles, III, 98).
Juan Fernando Segovia, Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II