¿Puede haber restauración desde el sistema liberal?

Abascal conversando con Orban. Vivian Serpengo / Oficina de Prensa del Primer Ministro

El pasado 11 de marzo la gran mayoría de los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia sobre el futuro político de Hungría: Katalin Novák será la presidente de la República de Hungría los próximos cinco años.

Noticia que los medios conservadores católicos presentaron con titulares triunfalistas: cristiana, provida, profamilia, mujer y contraria al nuevo orden mundial.

En 2011, se aprobó la Constitución húngara, que afirma la inviolabilidad de la dignidad humana, el derecho a la vida y la protección de esa vida desde el momento de la concepción.

Esta constitución, como tantas de países democráticos, están heridas por la ideología personalista, una de las ideologías que de forma más dañina ha contaminado el pensamiento político tradicional. No es mi intención demostrar en este artículo la influencia personalista en la política de Hungría y en tantas constituciones de Europa y fuera de ella. Hay muchos artículos del profesor D. Juan Fernando Segovia, Danilo Castellano y otros tantos que siguen en la batalla contra esta filosofía y por la restauración de una política católica tradicional. Solo me limito a advertir del peligro de pensar que desde el sistema liberal puede haber restauración.  

En el artículo de D. José Miguel Gambra sobre la crítica al personalismo de Danilo Castellano escribe tres sentencias fundamentales y una esclarecedora conclusión:

1.El personalismo para Castellano es una concepción política especialmente depravada y perniciosa.

2.El personalismo contemporáneo (…) «propone asegurar a la persona la realización de sus deseos y de sus proyectos, de todos sus deseos y de todos sus proyectos, por medio del Estado».

3. Al personalismo se debe la substitución, entre muchos eclesiásticos, de la idea clásica de libertad de la religión, esto es, de la única religión verdadera, por la idea de libertad de religión, que lleva consigo la idea de laicidad.

Conclusión: El personalismo, en una palabra, es causa principal de la penetración en la Iglesia del humo de Satanás.

En la situación de descomposición que sufre la Iglesia y la sociedad me gustaría entender la alegría de muchos católicos ante la elección de una presidente que comparte ciertas inquietudes comunes a católicos y protestantes. Pero no debemos perder de vista el fin último de la política católica, de instaurar todo en Cristo. Sólo desde el derrotismo y la desesperanza podemos contentarnos con gobernantes calvinistas, inmersos en una democracia liberal cuyo fin voluntarista sea la paz y pertenecer a Europa.

Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas