Ha sido publicado en el BOE el Procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional. ¡Desinformación!
Hace referencia en su comienzo a las instrucciones que emanan de la Narragonia europea: la Flash Eurobarometer 464 de abril de 2018. Ahí los gurús de la ciencia estadística valoran lo que los españoles consideran desinformación y falsedades. Yo no, que no alcanzo; son otros los que estiman qué son mentiras y cuántas recibo al día o a la hora.
Seguramente muchos no confiarán ni en el barco ni en el timonel, porque quizá esto ni siquiera sea un artículo. Quizá yo no informe, o mienta, aunque exista el BOE que estoy comentando. Pero, como mi ánimo es crítico, puede considerarse como distorsión voluntaria de la información. Al fin y al cabo ¿cómo no llamar control a lo que es control bajo el eufemismo «desinformación»? Decir lo que en realidad es, tal y como es, es falsedad.
Un ejemplo cotidiano. Ya son más de millón y medio los españoles asesinados con el aborto. ¡Desinformación! y falsedad. En realidad, ha habido un buen montón de mujeres que han ejercido su inalienable derecho a hacer lo que venga en gana con su cuerpo. O con lo que esté cerca de él, como expresión de independencia del machismo que la preñó.
Parece que la información excesiva encuentra el terreno abonado para la ignorancia. La cantidad de trabajadores que se creen parados, de empresarios que sueñan estar en quiebra, jóvenes empleados que desconocen serlo…
¿Cómo hemos sobrevivido hasta ahora sin semejantes órganos de control? Ni los desvaríos republicanos pensaron alcanzarlo, y mucho menos desde el altozano de Narragonia. Sólo el boceto de un Nuevo Orden Mundial, de golosinas de color. Donde papá Estado y mamá Europa nos hacen el menú, nos arrullan con sus nanas y nos arropan en la cama. Todo un lujo revolucionario. Incluso en algún momento me enorgullezco porque sea tanta su preocupación por el mobiliario de mi sesera.
Roberto Gómez Bastida, Circulo Tradicionalista de Baeza
