La Gran Logia en el procedimiento legislativo francés

Prometen reflexionar sobre si debe existir el derecho a disponer de la propia vida sin límites

Los poderes públicos de las democracias liberales saludan y celebran la aprobación de cada una de sus leyes inicuas ―aborto, eutanasia, etc.― para dar la sensación de que son hitos históricos que constituyen un punto de llegada. Esta una percepción falsa en el largo plazo. Cada una de esas leyes inicuas es vista por sus propios promotores y por las élites dirigentes como algo menor y relativo: una meta volante más en su siniestra carrera.

Hace pocos días la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Nacional francesa ha activado otro mecanismo para moverse hacia nuevas metas, que en la jerga oficial se llama evaluación para la creación de nuevos derechos para los enfermos y las personas en situación terminal. Se ha declarado abierto un debate en el que la Gran Logia de Francia actuará como órgano asesor del legislativo francés.

En su comunicado la Gran Logia declara que su legitimidad para asesorar en la materia le viene de ultratumba; así lo proclaman pomposamente, para peligro de incautos. Con lenguaje de la simia Dei pisotean una epístola paulina (Col 3,3) para presentarse como «renacidos, muertos a la vida profana». Prometen reflexionar sobre si debe existir el derecho a disponer de la propia vida voluntariamente y sin límites y sobre si la legislación actual debe evolucionar.

Como si se tratara de una lista de deseos dictada a un demonio por su «padre de las profundidades», los desechos fruto de sus reflexiones se concretarán utilizando técnicas de marketing: un «libro blanco» que se remitirá a los poderes públicos. Ya se sabe, el objetivo de un «libro blanco» es promocionar un producto, servicio, y persuadir a los clientes o inversores para que elijan ese producto. Intentarán empujarán al Legislativo a la próxima meta volante, so capa de objetividad y, por supuesto, de amor a la humanidad. Con este método llevan ya unos cuantos siglos de revolución.

Como contrapunto, también en Francia, 13 organizaciones que representan a 800.000 profesionales del sector sanitario han firmado un texto rechazando la legalización de la eutanasia, por considerarla incompatible con el ejercicio de su profesión. Junto a la cizaña continúa creciendo el trigo.

Ana Herrero, Margaritas Hispánicas

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