Devoción boliviana al Carnaval

la revolucionaria aceptación de las falsas devociones, ha dejado marcado a los católicos mal formados

La Virgen del Socavón es una advocación de la Virgen María que se venera en la ciudad de Oruro, Bolivia. Se celebra el sábado de carnaval, es la patrona de los  mineros, además fue declarada «Patrona del Folklore Nacional» por ley de 12 de febrero de 1994.

Lo que hay que resaltar, es que los mineros también son devotos del tío de la mina, una representación grotesca de un ente como satanás, al cual le tienen aprecio  y saludan cada día cuando entran, le ofrecen alcohol, cigarrillo (prendido) y hojas de coca. Los que todo lo justifican, indican que esta deidad en realidad no es el diablo, pero como es una deidad subterránea, se le asignó la imagen que supuestamente trajo el catolicismo, pero que en realidad es una deidad «buena».

Hace algunos años, una supuesta artista, también quiso demostrar su devoción al mundo, y plasmó a la Virgen del Socavón en ropa interior. Pero más me molestó, la defensa absurda que hizo el obispo de Oruro en aquel entonces al carnaval como tal. Si bien Monseñor Bialasik deploró la supuesta muestra artística y llamó hacer un acto de desagravio, en su mensaje terminó defendiendo el carnaval, al punto de justificarlo como «carnaval religioso» y que todo este hecho fue también un «insulto a la humanidad», por ser este carnaval un «patrimonio de fe».

En alguna declaración por televisión, este obispo, que está entre los más conservadores que tiene Bolivia, volvió a defender el carnaval que se arma en torno a la supuesta devoción de la Virgen del Socavón. Me dio mucha pena, ya que recibí el escapulario de manos de este obispo y no pensé que tuviera el coraje de defender una fiesta totalmente alejada de Dios. Pero en Bolivia, los obispos y hasta el cardenal que tenemos, todos parecen recibir con brazos abiertos estas devociones distorsionadas y que nada tienen que ver, muy en particular con la verdadera devoción a la Virgen María.

Esta revolucionaria aceptación de las falsas devociones, ha dejado marcado a los católicos mal formados, que bajo excusa de que le «bailan a un santito», son buenos devotos de Dios. El grave problema, es que estas devociones deformadas, vienen acompañadas de un sin fin de acciones que insultan a Dios y que solo sirven para condenar más almas.

Es sabido que el mencionado carnaval, por mucho que sus bailarines pasen ante el altar de la Virgen del Socavón, se caracteriza por el excesivo consumo de alcohol. Tal es el abuso, que el único recuerdo que tengo cuando me llevaron mis papás en mi infancia, por visitar familiares, es que todo olía a borrachera y demás decadencia. Desde entonces, nadie me ha podido convencer de volver a esa degradación. A eso, complemento con los gritos, riñas, carcajadas y ruido estridente que impidió mi descanso en la noche.

A este vicio, ya sabemos, le acompañan todos los otros posibles. Violaciones, golpes, robo, muerte. Pero nada detiene la festividad, que fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO el 2001. Ni siquiera cuando explotó una garrafa o se cayó una pasarela y hubo fallecidos. Nada detiene la fiesta.

Y entre los que bailan en las distintas comparsas, muchos tienen la cara para repetir que esto es devoción, mientras acompañan publicaciones en sus redes sociales de gente con cara compungida y de rodillas ante la Virgen del Socavón. Luego, no habrá ni la más mínima vergüenza de andar contoneando el cuerpo y hasta de llevar poca ropa mostrando todo a los fieles devotos del carnaval.

Pero si uno menciona que la devoción que más agrada a la Reina del Cielo es el rezo del Rosario, allí encontrará uno justificaciones absurdas. «Es la piedad del pueblo». «Cada quién tiene su manera de demostrar su devoción». «No es nada malo bailar por devoción». El buenismo en pleno, manifiesta la pobre o ausente catequesis que recibe un católico promedio en Bolivia. La gran mayoría, ignora que los viernes se debe guardar abstinencia. ¡No! si los viernes en este país son de platos especiales con carne.

Quiso Dios, que tome contacto con un orureño, distinto de los falsos devotos. Este señor, que ya descansa en paz, tuvo el buen trabajo de compartir conmigo una copia casera del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen de San Luis María de Montfort y una copia del manual para realizar la consagración que acompaña este magnífico tratado. Ni porque asistí 12 años a un colegio «católico», tuve esta enseñanza tan completa sobre la Virgen María.

San Luis es muy concreto en presentar cuál es la verdadera devoción a la Virgen María y se caracteriza por ser: interior; tierna; santa; constante; desinteresada. Interna, procede del espíritu y del corazón. No procede de una muestra externa como lo es el baile y desenfreno que acompaña este baile.

Tierna, en el sentido que se entrega uno con total confianza y sencillez a esta Madre Celestial, confiando las penas y preocupaciones y siendo dóciles para que nos lleve por el buen camino. Santa, es decir, lleva a evitar el pecado. No provoca peleas, robos y el gusto de vestir de manera indecente y tampoco alienta a beber como si no hubiera un mañana. Constante, porque permite mantenerse en las prácticas de devoción (oración, penitencia, cultivo de las virtudes). «Te anima para que puedas oponerte a lo mundano y sus costumbres y máximas; a lo carnal y sus molestias y pasiones; al diablo y sus tentaciones», menciona San Luis. 

Desinteresada, porque nos inspira a dejar de creernos que nosotros solos todo lo podemos y nos conduce a buscar y abandonarnos en Dios y su santísima Madre. No servimos a María por interés de lo que podamos obtener, sea un bien temporal o eterno, corporal o espiritual. La servimos y somos sus esclavos porque Ella se merece eso al ser la Sierva perfecta de Dios. Aprendemos a amarla porque ella es infinitamente amable y maternal con nosotros. Los devotos del carnaval, la «aman» porque recibieron un favor o porque le están pidiendo un favor. Favor que muchas veces es muy contrario a la Voluntad de Dios.

Definitivamente, María es el camino más corto al Sagrado Corazón de Jesús, y una verdadera devoción a Ella, dará muchos y buenos frutos en nuestra vida. Pero la falsa devoción, que incluso sacerdotes locales se encargan de fomentar entre fieles y otros, aleja plenamente todas las gracias, de las que María puede hacernos partícipes.

Mucho daño ha generado el simple hecho de no contar con catequesis reales que ahora solo se resumen a cursos fugaces para una supuesta preparación a los sacramentos. Pero poco aporta el seguir fomentando y justificando una festividad que más que agradar a la Reina del Cielo, debe llenarla de profunda tristeza. Bolivia no necesita más carnaval o falsas devociones que reflejan en frutos como los horrendos crímenes que se incrementan a diario, la impiedad y egoísmo de quienes nos gobiernan. A este país le urge volcar sus corazones al único Dios Uno y Trino que sigue esperando una verdadera devoción, no solo a la Virgen María, sino un verdadera devoción a quien nos amó primero y quiere colmarnos de bendiciones.

Dios lo entregó todo a María, para que lo recibieras por medio de Ella, pues tú eras indigno de recibirlo directamente de Él.  San Bernardo.

Cecilia González-Paredes

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