Sin vuelta de hoja

Entre centrales térmicas y nucleares, ya son veinte las clausuradas, cuando no destruidas literalmente con explosivos

La central nuclear de Almaraz tendrá su apagón definitivo en 2028. Esta semana el Gobierno ha acordado con Enresa el presupuesto de 23,7 millones de euros para la contratación del servicio de ingeniería para su desmantelamiento. También se anunciado para 2035 el cierre bajo el mismo proceso de la planta nuclear de Trillo, en Guadalajara.

Las protestas de los extremeños, así como la discrepancia del gobierno autonómico del pasado enero, los cuales calculan una futura pérdida de 3000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, no han frenado los planes del gobierno central de cerrar cualquier planta de producción energética no renovable. Entre centrales térmicas y nucleares, ya son veinte las clausuradas, cuando no destruidas literalmente con explosivos. Esto último con la vanagloria ecologista, publicando vídeos de demoliciones de estas centrales, tanto en cuentas de redes sociales de instituciones públicas como de las empresas eléctricas, beneficiarias de las subvenciones prometidas para la descarbonización.

Entre las extensiones de viejos olivares destinadas a la instalación de placas fotovoltaicas y de montes destinadas a aerogeneradores, sumado ahora a la aprobación de este presupuesto mencionado esta semana; se hace palpable el ritmo acelerado que ha tomado el proceso de autosabotaje planificado. Ya en el anterior artículo, tratando también sobre Almaraz, explicamos la diferencia de potencial de cada fuente de producción eléctrica y de factores naturales, evidentes, que son determinantes para cada técnica. La conclusión fue que esta transición energética solo termina por ahondar en una dependencia exterior, que ya tenemos, casi inevitable.

Agencia FARO/P. Albendea

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