La ciudad de los campanarios

Iglesia de Santo Domingo. La Serena. Partamos.cl

CHILE- En tierras chilenas se levanta la ciudad de La Serena, que se ubica a unos 472 kilómetros al norte de Santiago de Chile. Fue fundada durante la Monarquía Católica por el capitán Juan Bohón en 1544 con el nombre de Villanueva de La Serena. Es la segunda ciudad más antigua de Chile, después de la capital del país, Santiago.

La ciudad fue fundada por orden del conquistador Pedro de Valdivia. Era preciso una ciudad que sirviera de conexión entre Santiago y el Virreinato del Perú. Un lugar de descanso antes de cruzar el desierto más árido del mundo, el de Atacama. Sin embargo, cinco años después, un motín provoca la destrucción del poblado. A causa de eso, el 26 de agosto de 1549, el capitán Francisco de Aguirre refunda la ciudad bajo el patronato de San Bartolomé, en el mismo lugar donde hoy se levanta la Plaza de Armas. El 4 de mayo de 1552, el rey Carlos I de España le otorga el título de ciudad por real cédula.

La Serena se conoce como la Ciudad de los Campanarios. Y es que resulta casi imposible alzar la vista y no ver alguna de las maravillosas torres que ensalzan a las iglesias del sector. La ciudad albergó numerosísimas órdenes religiosas a lo largo de su historia. Todas llegaron a poseer un templo o recinto propio, hasta existir más de veintinueve iglesias en el centro histórico de la ciudad.

La ciudad de La Serena se ubica muy cerca de la ciudad de Andacollo, donde se venera la imagen de la Virgen del Rosario del Andacollo, única denominación netamente chilena con que se honra a la Nuestra Señora.  Otro claro rasgo de la presencia de Dios, la fuerza evangelizadora, y la fe firme del lugar. Sus habitantes de tiempos virreinales sufragaron la construcción de las muchísimas y bellas iglesias que existen hasta ahora.

Entre todas ellas, destacan cinco. Todas fueron edificadas en piedra caliza, hechas con madera de canelo y guayacán. Esta caliza es reconocida por su resistencia a la meteorización: no se desintegra con facilidad. Esto explica que las iglesias hayan permanecido prácticamente intactas a lo largo del tiempo.

 La más importante es la Catedral de La Serena, el templo más imponente de la ciudad. Su construcción data de 1544 y fue la primera iglesia construida en la zona. La edificación actual procede del año 1844. Tiene columnas de madera estucadas con mortero de cemento y piedra caliza molida.  El piso es de blanco y negro dispuesto en forma de ajedrez. Según el comentario de muchos arquitectos, es una de las catedrales más bonitas y proporcionadas que hay en Chile.

La Iglesia de Santo Domingo se encuentra también en La Serena. Fue construida entre los siglos XVII y XVIII. Su campanario se alza imponente ante la mirada de los visitantes. También se encuentra la Iglesia de San Agustín, construida en 1750, con una edificación en forma de cruz griega que era constantemente atacada por piratas. En un principio perteneció a los Jesuitas, pero cuando éstos fueron expulsados pasó a manos de la Orden Agustina. Se presenta como un hito urbano, ya que marca uno de los límites de la antigua ciudad de La Serena. Su última reconstrucción fue en 1994.

Una de las más lindas es la Iglesia de San Francisco, muy representativa de la arquitectura hispanoamericana de fines del siglo XVI y constituye uno de los edificios más antiguos de aquella época. Su origen data en 1583, con el establecimiento de la Orden Franciscana en La Serena. La Iglesia de La Merced fue construida en varias ocasiones debido a los constantes ataques de piratas. Se sabe que la llegada de la Orden Mercedaria a La Serena fue en 1555, pero la edificación final de la iglesia data de 1709. Su actual torre es de 1830 y de estilo gótico. Además de las iglesias anteriores, se destaca la Iglesia de Santa Inés. Es uno de los templos que no se construyó en piedra caliza, sin embargo, también tiene una historia que contar. Se dice que esta edificación se levantó sobre una ermita establecida por los primeros españoles en el XVI.

Legado de tiempos religiosos y comunidades vigorosas. La integridad de la Monarquía Católica sobre la fe católica, bajo una Iglesia de ardor evangelizador y misionero.

FARO, Círculo Tradicionalista Antonio de Quintanilla y Santiago. P. Villarroel Carvallo