Diez fusiles que esperan

Fotografía del rodaje de «Handia», de Jon Garaño y Aitor Arregi (2017)

Con el Zalacaín narrado por el propio Baroja, comienzan dos décadas de abundante filmografía de tema carlista. Los sesenta también estarán repletos de películas tocadas por boina roja, en su trasfondo o en su temática.

Aquí encontramos Diez fusiles esperan, estrenada en 1959. Fue dirigida también por José Luis Sáenz de Heredia, al igual que Las aguas bajan negras. Y está basada en un hecho real acaecido durante la Primera Guerra Carlista.

La película narra cómo un teniente del ejército del Rey don Carlos V es apresado por sus enemigos, sometido a consejo de guerra y condenado a muerte.

En el transcurso del juicio, se le acusa de espía porque le sorprendieron cerca del cuartel general de los enemigos. El protagonista alega que si se encontraba allí era porque iba a conocer a su hijo, recién nacido.

En la cinta se cruzan el drama, el cine bélico al mismo tiempo que el romance. Se dan cita el espíritu castrense y la palabra de un caballero, el amor y la muerte. Y todo protagonizado por un carlista que tiene presente, por encima de todo, aquello por lo que lucha: su familia.

En 1960 se estrenó ¿Dónde vas triste de mí?, dirigida por Alfonso Balcázar y, como pueden suponer, secuela de ¿Dónde vas Alfonso XII?, dado su gran éxito cinematográfico.

El usurpador Alfonso (mal llamado «el XII») está anímicamente destrozado por la muerte de su primera esposa. Para tener un heredero, decide casarse con María Cristina, aunque el recuerdo de su primera mujer no dejará de interponerse en el matrimonio.

El trasfondo carlista se encuentra presente del mismo modo que en la primera película.

Es preciso mencionar también Alma aragonesa (1961). Dirigida por José María Ochoa, narra una historia situada en el contexto de la última Guerra Carlista.

Juan, requeté de las tropas carlistas, regresa a su pueblo en el bajo Aragón. Allí se reencuentra con su hermana Dolores y su cuñado Andrés, que luchó en el bando de los liberales. La hermana de Juan, Dolores, no es feliz con Andrés y Juan lo sabe.

El motivo de esa infelicidad es la falta de hijos. Juan llega gravemente herido, y se esconde en casa de su hermana. Como los naturales no llegan a reconocerloo y no saben que es su hermano, empieza a correr el rumor en el pueblo de que Dolores tiene a un hombre en su casa y le está siendo infiel a su marido.

Ella y los veteranos (1961) es otra película del momento, dirigida por Ramón Torrado, muy distinta de todas las anteriores. En clave de comedia, narra la vida de cuatro ancianos, que han sobrevivido a todos sus familiares y viven juntos en una pensión, asistidos por una sirvienta y su hijo.

Los cuatro lucharon como enemigos en frentes opuestos como carlistas y liberales, y han logrado soportarse a lo largo de estos años, aunque sin dejar sus ideales. Esta quebradiza armonía desaparece con Ana María, la sobrina de uno de ellos, que los conquistará con su buen carácter.

Para terminar este periodo de los 50′ y 60′, tenemos El primer cuartel (1966), dirigida por Ignacio F. Iquino. Mientras Fernando del Castillo, capitán del ejercito carlista, resiste el ataque de las tropas nacionales al mando del Duque de Ahumada, su hermano Gregorio huye cobardemente.

Terminada la guerra y derrotado Fernando, el duque liberal le ofrece el puesto de capitán en el nuevo instituto de la Guardia Civil, cargo que le llevará a perseguir bandoleros entre los que se encuentra su hermano Gregorio.

Cabe destacar que en esta película se muestran las represalias económicas y familiares que tuvieron que sufrir aquellos españoles, que decidieron luchar abiertamente a favor del rey Carlos V.

En lo tocante al argumento, El primer cuartel muestra a ambos contendientes como caballeros que se reconocen mutuamente. Aunque le objetivo de la película es esencialmente la creación de la Guardia Civil.

FARO/Margaritas Hispánicas. M. D. Rodríguez Godino