«Polonia ¿zona libre de LGTBI?», un documental sesgado

Cartel oficial del documental de Movistar +

Dentro de la intensa campaña de propaganda aberrosexualista que en los últimos años vienen desatando de manera obsesiva los medios por estas fechas (al principio era un día, luego una semana, después un mes y ahora ya dos meses), quiero hacerme eco del documental «Polonia ¿zona libre de LGTBI?», producido y emitido por Movistar+ y presentado por Jon Sistiaga, bajo la producción ejecutiva de Alfonso Cortés-Cavanillas.

Este último señor es nieto del célebre periodista ultra-alfonsino Julián Cortés-Cavanillas, pariente de quien escribe estas líneas, que evolucionó del pseudotradicionalismo de la Unión Patriótica y Renovación Española al más acérrimo juancarlismo demoliberal, pasando por exaltadas simpatías por el régimen hitleriano, todo ello siempre dentro de la más absoluta lealtad a la dinastía usurpadora (lealtad que Juan Carlos pagó con el mero desprecio una vez coronado).

El tema a «documentar» queda de manifiesto en la primera escena, donde aparece el presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda, pronunciando un discurso en el que dice, según rezan los subtítulos: «Hoy también intentan adoctrinarnos a nosotros y a nuestros hijos con una nueva ideología, que es una especie de neobolchevismo». Cualquier persona con capacidad de comprensión lectora entendería que lo que el presidente (al menos, según estas declaraciones) y algunos partidos políticos combaten en este país eslavo de tradición católica es precisamente la nefasta ideología del siglo XXI que se presenta con la bandera del arcoíris y las siglas LGBT (más otras tantas que van añadiendo paulatinamente).

Así lo ratifican los políticos polacos entrevistados, que en todo momento inciden en que hablan de una ideología (y no de personas ni de sus «orientaciones sexuales») que está siendo impuesta agresivamente desde el extranjero y que tiene por principal objetivo adoctrinar en ella a los niños en edad escolar. La valiente declaración de muchas ciudades y pueblos de la parte oriental del país como «zona libre de ideología LGBT» no pretende más que defender a la familia de esta enfermiza doctrina, que se ha propuesto apagar cualquier rescoldo de moral y decencia en la llamada sociedad occidental.

Sin embargo, contra todo sentido común y del ridículo, el documental se esfuerza, sin éxito alguno, en equiparar a la Iglesia católica con el nazismo (¿tendrá quizá complejos el productor ejecutivo por su apellido?) y a los homosexuales polacos con los judíos de la Segunda Guerra Mundial, pretendiendo que nos traguemos que están siendo estigmatizados y que es inminente el día en que van a ser exterminados en cámaras de gas. Para ello no dudan en mostrarnos sombrías escenas del famoso campo de concentración de Auschwitz. La retórica es tan forzada que no creo que les funcione ni con su propio público.

Como detalle de interés, entre los entrevistados se encuentra Krzystof Bosak, antiguo amigo de la Comunión Tradicionalista, que fue elegido diputado del Sejm (el parlamento polaco) hace justo un año, como informó oportunamente la Agencia FARO.

Todo esto se enmarca en la campaña de acoso de la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (a quien por cierto no ha votado nadie), que tiene en su punto de mira a Polonia y Hungría por este tema. Sin embargo, conviene no olvidar que el polaco es un régimen tan demoliberal como el que impera en el resto de países de la UE y que las ideas antisociales campan también allí a sus anchas, dándose la simple circunstancia de que el partido de gobierno de turno es conservador. Y bien que los tradicionalistas sabemos de las limitaciones y peligros del conservadurismo liberal.

El documental no se ahorra tampoco hacer una defensa explícita de la blasfemia, poniéndose de lado de Elżbieta Podleśna, una mujer que usó el símbolo del arcoíris para presentar a la Virgen de Częstochowa como una especie de amparo de la homosexualidad, por lo que fue justamente denunciada por ofensas a la religión.

Hacia el final se nos dice que el hecho de que haya obispos católicos polacos que hablen mal de los actos contra-natura «clama al cielo». Lo que probablemente no hayan oído nunca (pues es evidente que nuestros obispos no lo dicen) es que lo que clama al cielo es precisamente la sodomía, como ha enseñado siempre la Iglesia.

Rodrigo Bueno, Círculo Tradicionalista General Carlos Calderón de Granada