Un querido colaborador de La Esperanza, natural de la Audiencia de Quito, y que sigue viviendo en el Ultramar, escribe a un amigo suyo:
«Por azares de la vida hoy he accedido a la nacionalidad española. Me da mucha alegría. Sobre todo porque como parte de la ceremonia hube de jurar fidelidad “al Rey”. Me ha llenado de emoción hacerlo con la reserva mental precisa. La primera vez que juro realmente a quien debe serlo y es por derecho».
Horas después, al otro lado del Océano, ese Rey que lo es por derecho y al que, merced a la mentis reservatio, se ha dirigido el juramento, es informado por su Capellán del hecho. Y al Rey, aunque legionario, y aunque ha vivido mucho e intensamente, le asoma un particular brillo en los ojos.
Sí, el Carlismo es una lealtad que quiere llevar la Legitimidad a la legalidad. Ahí reside lo mayor y lo mejor de su fuerza.
Agencia FARO