«El Restaurador», portavoz por antonomasia de la ortodoxia católico-realista (y IV)

NO PODEMOS TERMINAR ESTAS BREVES SEMBLANZAS DE LOS PROTAGONISTAS DE EL RESTAURADOR SIN DEJAR DE ANIMAR A LOS LECTORES A SUMERGIRSE EN LA LECTURA DE SUS PÁGINAS

El Rey Fernando VII de Castilla. Reinó desde 1808 hasta su fallecimiento en 1833. (Retrato de Francisco de Goya, 1814).

Estamos casi seguros que esta edición póstuma se debió a la iniciativa del P. Serrano, su sempiterno compañero de batallas y fatigas anticonstitucionales. ¿Por qué? En una nota a pie de página recogida en el primer Tomo de la colección, se alude a un Real Decreto de Fernando VII de 10 de Mayo de 1826 en que se encargaba al Cardenal Inguanzo, impulsor de la Biblioteca, el nombramiento de tres eclesiásticos que formaran parte de una «Junta de Censura y de elección de materias y obras» de cara a la susodicha colección. Pues bien, uno de los eclesiásticos seleccionados por el Cardenal fue precisamente el P. Serapio Serrano.

También estamos casi seguros, por la misma razón, de que la nota biográfica sobre el P. Lesmes Zafrilla inserta en la Advertencia anónima que precede a esa edición –y de la cual hemos tomado la mayoría de los datos expuestos más arriba– proviene también de la pluma del P. Serrano. Como los artículos doctrinales de El Restaurador eran todos anónimos, gracias a esa nota biográfica podemos saber también que fueron de autoría del P. Lesmes Zafrilla las magníficas series dedicadas a los temas del Juramento, de la Soberanía, de la Educación, de los Jesuitas, de las Cortes, y a la crítica del libro El Jacobinismo lanzado en aquel entonces por el afrancesado-ilustrado José Gómez Hermosilla († 1837). Igualmente salieron de su pluma la «Alocución» editorial que emitió El Restaurador con motivo de la liberación del Rey el 1 de Octubre de 1823, así como –transcribimos de la Advertencia– «aquella hermosa filípica de “¿Cómo vamos de Restauración?”, que copiaron los periódicos realistas extranjeros». Por último, señalar que la Real Academia de Teología Dogmático-Escolástica del Angélico Doctor Santo Tomas de Aquino (cuyas Constituciones definitivas fueron aprobadas por Carlos III en 1787), tuvo a bien editar en 1832 otro de los manuscritos del P. Lesmes Zafrilla: Novena al Angélico Doctor y Maestro Sto. Tomás de Aquino.

Del P. Serapio Serrano, aparte de lo ya referido, apenas podemos añadir algo más. Sabemos que durante la última década fernandina fue Predicador de S. M. el Rey, y uno de los dos Preceptores o Directores de estudios que tuvo el Infante D. Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza. De su producción literaria, sólo conocemos la estampa en 1832 de un Sermón que, en la bendición de la Bandera del Batallón de Voluntarios Realistas de la Ciudad de Mondoñedo hecha en la Sta. Iglesia Catedral por el Illmo. Sr. Obispo de la misma, predicó el Dr. Serapio Serrano, el día 21 de Julio de 1831. El P. Serrano, a su vez, tuvo el honor de ser el último clérigo que ostentó la dignidad de Arcediano de Trasancos en la dicha Diócesis de Mondoñedo. La última noticia relevante que tenemos sobre él fue la ocupación de sus temporalidades por el Gobierno cristino-isabelino en Diciembre de 1835 por razón de encontrarse en el extranjero al servicio de su antiguo pupilo el Infante D. Sebastián Gabriel, quien –como anotamos en el artículo «El Infante Sebastián y la Legitimidad monárquica española (I)»– por entonces ya había roto formalmente con la Usurpación constitucionalista y había reconocido públicamente a D. Carlos como el legítimo Rey Católico de España.

No podemos terminar estas breves semblanzas de los protagonistas de El Restaurador sin dejar de animar a los lectores a sumergirse en la lectura de sus páginas, cuyas lecciones siguen siendo de plena actualidad, ya que, en definitiva, no son sustancialmente distintas la batalla que sostenían aquellos realistas contra los revolucionarios (sobre todo los sibilinos moderados) y la que siguen manteniendo hoy día los carlistas contra la Usurpación liberal dos siglos después. Como muestra, nos gustaría reproducir un párrafo de la cuarta y última parte de una serie de artículos impresos bajo el común rótulo «Justicia, sociedad, soberanía, pueblo» (los cuales pensamos que son los que se corresponden con aquellos que –según se declara ampliamente en su nota biográfica sin más especificación– el P. Lesmes Zafrilla consagró al tema de la «Soberanía»). Dicho párrafo dice así (El Restaurador, 26/07/1823, el subrayado es suyo): «la Religión Católica [enseña] a los súbditos la obediencia debida a las autoridades legítimas, que es decir, de derecho; porque de hecho nos mandó José [Bonaparte], de hecho nos han mandado los revolucionarios, sin que a tales autoridades tuviésemos obligación de obedecer, antes bien debíamos cooperar a sacudirlas, como opresoras de la verdadera y legítima autoridad. Así que la morondanga de las autoridades constituidas, es decir, mande el que mande, «viva quien vence», etc., es, con perdón de los tomistas en las Cortes [= alusión a J. L. Villanueva y su sofística obra Las angélicas fuentes o el tomista en las Cortes, publicada en dos partes en 1811 y 1813], un semillero de desobediencias y una cohorte de picardías. Porque en tales ocasiones los súbditos deben obedecer hasta cierto punto, no porque lo manda el opresor, sino porque la ley natural manda que, a falta de la autoridad verdadera, en aquellas cosas que son necesarias a la conservación del cuerpo social, nos comportemos como racionales, sin perjuicio de hacer lo posible por restablecer aquélla; y así vemos que el enfermo sufre el mal, pero tratando al mismo tiempo de su salud».

Félix M.ª Martín Antoniano

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