El desafío de la Bolivia plurinacional

LA BOLIVIA POSMODERNA TIENE AHORA EL DESAFÍO DE ELEGIR ENTRE PROFUNDIZAR EL DESASTRE MASISTA O RETORNAR A LA UNIDAD CATÓLICA DE LAS ESPAÑAS

Masistas ondean su bandera. Periódico digital Urgente.bo

Los bolivianos, ciegos como quedamos, hijos de Evo Morales, y a la vez nietos de Víctor Paz Estenssoro y del Concilio Vaticano II, estamos muy desorientados a la hora de resolver nuestros problemas más elementales. Una Bolivia desarraigada de su tradición hispánica cristiana enfrenta desafíos que llevan a muchos a conformarse con respuestas provida, conservadoras o incluso libertarias a la hora de enfrentar los mayores males que amenazan a nuestra sociedad.

La macabra Revolución del 52 fue un castigo divino a la Bolivia republicana por haber abandonado a los indígenas frente a un Estado cada vez más centralista y tiránico. La «Guerra de la Independencia» nos dejó una Bolivia soberbia, separada de su madre patria España, que dejó hecha trizas la legislación virreinal de la monarquía hispánica, normas que protegían a los indios otorgándoles tierras y privilegios.

Lo que hubo después de la secesión antihispánica fue una Bolivia jacobina y pretorianista que obligó a los indios a volverse soldados conscriptos en guerras del Pacífico, del Acre y del Chaco, para defender un territorio descuidado por las mismísimas autoridades del Estado. Posteriormente, tuvimos una Bolivia liberal y masónica que se hizo la sorda ante los gritos y llantos de los caciques apoderados, último intento en nuestra historia republicana de que los indígenas reclamen por las buenas lo que les pertenece.

Luego de los desmanes campesinos provocados por el MNR, la época de las dictaduras fue un intento desesperado y desorganizado que tuvo la Bolivia americanista de arreglar la anarquía que los rojos perpetuaban desde el 52. A continuación, la época democrática fue un intento hipócrita de una Bolivia pacifista para arreglar con pactos, basados en principios falsos, todo lo que causaban las guerrillas de los marxistas.

Finalmente, el MAS es el último y el más posmoderno de los castigos divinos para la Bolivia democratista, por no haber resuelto los problemas que quedaron sin respuesta desde el MNR y en el resto del siglo XX. La Bolivia posmoderna tiene ahora el desafío de elegir entre profundizar el desastre masista o retornar a la Unidad Católica de las Españas, única garantía de una paz rectamente entendida.

Ahora estamos en una Bolivia plurinacional que puede, por un lado, profundizar el paganismo posmoderno de las huestes masistas, hijas de Fausto Reinaga y nietas de Franz Tamayo. O, por otro lado, redescubrir lo que elevó la dignidad del indio: monarquía hispánica, legislación indiana, cultura virreinal, civilización cristiana.

Esta segunda opción parece muy difícil, pero tiene escalones muy palpables y realizables, que pasan por restaurar el orden natural frente a la ingeniería social que nos impone la falsa filosofía política artificial. Esos escalones no tienen por qué ser transiciones o interregnos eminentemente conservadores, porque ya sabemos que el conservadurismo defiende los principios de la misma Revolución que destruyó a la sociedad.

El problema es que muchos se estancan en esos escalones y tienen miedo de ver qué hay más allá, o conformes con migajas de victorias, creen que ya resolvieron todo lo que hacía falta, mientras el enemigo prepara su embestida con mucha más saña y furia que nunca. Si vamos a brindar a Bolivia soluciones momentáneas, no creamos que ellas son lo único que importa: restaurar el Reinado Social de Cristo es mucho más que solo reivindicar la república frente al Estado plurinacional.

Lucas Salvatierra, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.

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