La ONU y los «derechos» del niño

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El pasado 20 de noviembre y por iniciativa de la ONU, cientos de países, asociaciones y ONGs celebraban el día internacional de la infancia. Desde 1959 y con motivo de la Declaración de los derechos del niño, se viene promoviendo la celebración de un día dedicado a «fomentar la fraternidad entre los niños y promover su bienestar, su derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido».

Sin embargo, el contenido concreto de estos principios puede ir evolucionando y transformándose según los intereses de los poderes globales mundialistas y de los gobiernos de cada país. Así, aquellos países, asociaciones, ONGs e individuos que aceptan sin pestañear estas edulcoradas premisas, no dudan en aceptar el aborto, el divorcio y la donación de óvulos y espermatozoides por poner tres ejemplos radicales. Esta aceptación que se ha producido es, entre otras razones, fruto de la manipulación del lenguaje. El aborto ya no entraría en colisión con el bienestar y la salud de la nueva vida por nacer: la ciencia se pone al servicio del mal para negar lo evidente y practicar la que quizá será la mayor aberración que llegará a conocer la historia de los hombres. Igualmente, la práctica del divorcio, (aspecto en el que los psiquiatras y psicólogos siempre han estado de acuerdo, al afirmar en numerosos estudios, que son los niños los más afectados, con secuelas mentales que quizás nunca se reparen) tampoco entraría en colisión con lo que la ONU llama bienestar del niño. Siguiendo esa misma lógica, la donación de óvulos y espermatozoides, amparada en cláusulas abusivas de confidencialidad con los donantes, se convertiría en la forma más retorcida y sofisticada de desarraigar a una persona, al arrebatarle algo tan elemental como saber quién es su padre y su madre. Para la ONU, UNICEF y organizaciones similares… la llamada protección a la infancia es un instrumento más en sus manos para domesticar a la población.

Son lamentables también los que se enorgullecen de ver a sus títeres, aquellos que tiempos atrás engrosaron las filas de la cristiandad, y que ahora se conforman con defender a los niños bajo premisas sentimentales y ñoñas. En esta línea y con motivo del día de la infancia, la Asociación Nacional para el Acogimiento Familiar (ASEAF) convocó a los escolares de los 48.000 centros educativos de España, a acudir el viernes 18 de noviembre en pijama al colegio para reivindicar el derecho de los niños y adolescentes a vivir en familia (en España más de 16.000 adolescentes crecen en centros de acogida y de ellos más de 1.000 son menores de 6 años). El pijama, explican desde la asociación, quiere simbolizar los momentos más entrañables del día, el beso de buenas noches, el cuento antes de dormir… «Acoger es un acto de amor, en el que todos salimos ganando», explica la presidenta de ASEF.

Sabemos que los poderes globalistas y las organizaciones que ahora detentan el poder de la antigua Cristiandad no tienen el objetivo de proteger a los niños. Se nos presentan como salvadoras y protectoras de la infancia pero sus intereses son otros, pues son como quienes han vuelto a su vómito y ya no recuerdan que fue Cristo quien dijo: «Dejad que los niños vengan a Mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos» o «quien escandalizare a uno de estos mis pequeños más le valiera no haber nacido». Es evidente que el lenguaje de Cristo ya es incomprensible para quienes han decidido volver a revolcarse en el barro.

Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas