Desde la Revolución francesa, impía y atea, el número de católicos empezó a disminuir a causa de las persecuciones y de diversas prohibiciones que ha ido imponiendo la sociedad resultante, basada en los principios de la modernidad.
El principal objetivo de las revoluciones es la destrucción de la religión fundada por Nuestro Señor Jesucristo en Persona, y arraigada en el corazón de la Ciudad Eterna, Roma. La herejía del Liberalismos ha afectado enormemente a la fe y devociones de los católicos.
Otros países imitaron a los liberales franceses y se revolvieron también contra Dios y su Iglesia, además de contra la propia Cristiandad. Como resultado, los católicos han continuado disminuyendo, y los jóvenes nacidos en la actual generación corrupta están trabajando y entregando sus vidas al servicio de las instituciones liberales y sus ideas tontas, en lugar de dedicar su vida al verdadero Dios Altísimo y Santo.
La actual generación corrupta está cosechando los frutos de sus principios inmorales y antinaturales, mientras abandona las obras y costumbres de sus antepasados, que acudían con frecuencia a la Iglesia, a adorar a Dios en el Santo Sacrificio de la Misa y ayudaban a los sacerdotes en sus trabajos de apostolado para la salvación de las almas. Hoy se han abandonado esos deberes sagrados en beneficio de la acción en los colegios y universidades ateas que prometen soluciones a los problemas sociales.
Antes de las revoluciones, la Cristiandad mantenía el orden católico mientras los estudiantes aprendían las enseñanzas católicas en las universidades de la época, «initium salutis sapientia et scientia» «la sabiduría y la ciencia es el comienzo de la salvación», lo cual es cierto, pero debemos buscar primero a Dios para comprender correctamente.
La vida de un cristiano guarda un equilibrio entre las obras de piedad y apostolado y entre los trabajos en el mundo, debiendo mantenerse la armonía y la proporción entre unos y otros. Una vez que los principios liberales se han insertado en los espíritus de los católicos, se abandonan muchas obras de piedad como la lectura espiritual frecuente, la asistencia a Misa, la participación en procesiones, la visita a las Iglesias y la veneración de las imágenes sagradas, la participación en peregrinaciones, el rezo del rosario en familia, la Comunión frecuente.
Todo ser humano debe procurar que sus acciones sean coherentes con sus principios. A partir de esta afirmación podemos entender por qué los liberales pueden parecernos fuertes: tienen unos principios malos, pero sus malas acciones son coherentes con esos malos principios incluso, por ejemplo, cuando persiguen nuestra santa Religión. Por el contrario, aunque los católicos tienen principios santos, no se esfuerzan en ponerlos por obra y en ser virtuosos. Nuestra fuerza radica en Nuestro Señor Jesucristo, por eso los liberales tienen miedo de que los católicos practiquen sus devociones, misiones y apostolado, porque ellos mismos temen ser arrastrados y convertirse.
«Tenemos que volver a ver multitudes de hombres mujeres y niños llenando las Iglesias, arrodillándose sobre las baldosas o incluso en los caminos. Inmóviles o casi: cualquiera diría que todos ellos estaban absortos en contemplación del más allá, de cuya presencia cotidiana han tenido más intuición los celtas que otras razas. Necesitamos verlos una vez más, especialmente en las ciudades, esas largas filas de creyentes de toda condición que los sábados y también las vísperas de las grandes fiestas se arrodillaban esperando su turno para confesarse, en preludio de las incontables comuniones que tenían lugar la mañana siguiente; necesitamos otra vez la recitación pública del Angelus, y la colocación de la imagen del Sagrado Corazón en público y dentro de los tranvías» decía el Abad Columba Marmion.
La santa Iglesia militante debe levantarse de nuevo para elevar la santa Cruz y nuestros estandartes contra los enemigos en estos nuestros tiempos. En pie en la plaza pública debemos defender nuestra fe, para la gloria de Dios. De esta manera restauraremos lo que nos fue arrebatado. Combatir la herejía de los tiempos modernos es la misión especial que Dios nos encomienda para recuperar la unidad de las Españas. Porque esta es otra Reconquista: la Reconquista de nuestra Fe y de nuestras tierras.
Lawrence Cawas, Círculo Carlista Felipe II de Manila
original en inglés
Since the godless French revolution, the Catholics continued to decrease by suppressions and persecutions of the Modern civilization. The very aim of the revolutions is to destroy the religion founded by Christ Our Lord Himself centered in the Eternal City of Rome. The Heresy of Liberalism greatly affected the principles and devotions of the faithful Catholics. Other countries imitated the Liberals in France, revolt too against God, Church and Christendom. By these acts, faithful Catholics are greatly reduced, young men and women who was born in the current corrupt generation are now found and working in the liberal institutions commiting their lives for the foolish principles of men than commit their life to highest and most Divine, God.
The corrupt generation of our times had fruits of immoral and unnatural principles, encouraging others to adopt their own principles, these are their lives. While they abandoned the works of their ancestors who goes to Church frequently, adores God in the Holy Sacrifice of the Mass, helped priests in their holy works, doing apostolates for the salvation of souls etc., now these holy duties were abandoned. They are abandoning their Sunday obligation for their atheistic schools and universities finding more solutions to their social problems.
Before the revolutions, the Christendom maintained the Catholic order whereas the students are receiving the Catholic teachings in universities back then, “Initium Salutis sapientia et scientia” learning and wisdom is the beginning of salvation, it is true but we must seek first God in order to understand.
The Christian life before is balanced by the Church works and secular works and in still good harmony with each other. We lost many pious works after the liberals injects bad principles to the minds of Catholic, such as frequent spiritual reading, attending masses, having processions, visiting holy churches and images, doing pilgrimages, rosary with the family, frequent holy communions etc.
Every man must correspond their actions to their principle, we will see here why the Liberals are strong in battle against us, because the Liberals had evil principles and they are corresponding it by their evil actions such as persecuting our holy religion, but Catholics who had divine things in principle but too little effort give in to put it into action, to be a man of virtue. Our strength is rooted to Our Lord Jesus, the Liberals are afraid to see Catholics performing their devotions, practices and missions because they too themselves are afraid to be converted.
“One must see (again) the men, women and children crowding into the churches, kneeling on the flagstones, even out on to the road. Few or no movements: one would say all were absolved in contemplation of the beyond, that beyond of which the celt more than any other race has the habitual intuition. Again, one must need see, especially in towns, the long files of the faithful of every condition who, on Saturdays or the eves of great feasts, remain on their knees awaiting their turn for confession; countless communions often made late into the morning; the public recitation of the Angelus, the placing of the picture of Sacred Heart in full view inside the tramcars etc.” says Abbot Columba Marmion.
The Catholic church militants must rise once again to raise our holy cross and banners against the enemies of our times, stand also in public square to defend our faith and bring back the true glory to God. By these works we are restoring what had been lost to us. This is a special mission assigned by God, to combat the heresy of the modern times, for all the Spains unity must dwell and come back, for this is another reconquista, the reconquista of our Faith and Lands.
Lawrence Cawas, Círculo Carlista Felipe II de Manila