Apuntes históricos sobre la tradicional Cena matritense de Cristo Rey

Acerca de los orígenes primitivos de la celebración de la Fiesta de Cristo Rey, y del protagonismo de los legitimistas en su conmemoración y difusión, señala M. de Santa Cruz (EPN, 21/11/78): «En tiempos de la Segunda República nació la costumbre de que la Comunión Tradicionalista encargara Misas ese día, a las que asistían corporativamente directivos y afiliados; en algunos sitios se celebraban en los círculos carlistas. Después, como prolongación profana, había comidas o cenas de hermandad. Fueron famosas por su ambiente de alegría y de cordialidad; eran esperadas con ilusión: los brindis de sus postres se acercaban al mitin político».

Ciñéndonos a Madrid, hay constancia de que volvieron a promoverse estas celebraciones con prominencia pública, en los años duros de la inmediata postguerra, por iniciativa del importante núcleo legitimista formado en torno a la memorable Academia Mella del sacerdote Máximo Palomar, la cual, aunque formalmente instituto de bachillerato, servía de círculo javierista para la formación sociopolítica de jóvenes estudiantes prometedores (R. Gambra, Ignacio H. de Larramendi, Fernando Polo, etc.). Como ejemplo de la hostilidad ambiental de entonces, se puede recordar la celebración del año 1943 en la Iglesia de las Comendadoras de Santiago, donde los legitimistas impidieron el intento de entrada en el templo de una «centuria de choque» del Partido franquista, arrebatándole incluso su bandera, que sólo pudieron recuperar cuando la exigió (en su nombre) la Policía a la salida de la Misa. La Academia acabaría cerrando pocos años después por causa del continuo hostigamiento de la misma Policía.

Ignoramos las vicisitudes que pudo sufrir la celebración de la Fiesta de Cristo Rey en las décadas de los cincuenta y sesenta, pero es lo cierto que no podemos situar más allá de 1970 el origen remoto de lo que hoy todos conocen como la tradicional Misa y Cena matritense de Cristo Rey. En la Crónica dada por Verbo (noviembre de 1970) de la Festividad de aquel año se afirma que «varios grupos madrileños católicos procuraron su celebración este año con cierta relevancia». Se inicia, pues, a partir de este año, y a impulsos sobre todo de Manuel de Santa Cruz (nombre de pluma más conocido de Alberto Ruiz de Galarreta), una celebración anual madrileña de la Fiesta de Cristo Rey. Sus organizadores eran de orígenes diversos, destacando el profesor Francisco Elías de Tejada por su ortodoxia militante y contrarrevolucionaria. Se puede citar al respecto, a modo de anécdota, los dos telegramas enviados en su nombre en la Fiesta de Cristo Rey de 1973, uno al Cardenal Villot: «Rogámosle eleve Su Santidad fervorosa decisión católicos españoles, reunidos fiesta Cristo Rey, defender hasta la muerte doctrinas tridentinas junto con unidad católica española contra humo Diablo introducido seno Iglesia y contra progresistas marxistoides blasfemos enseñanzas nuestro Señor Jesucristo, siguiendo espíritu Santo Padre»; y otra al Cardenal Tarancón: «Católicos españoles reunidos fiesta Cristo Rey manifiestan decisión hasta la muerte defensa unidad católica obligados pietas hacia patria, según enseñanza Santo Tomás Aquino, esperando Conferencia Episcopal ocasión próxima Concordato no traicione sangre nuestros muertos». Nos consta la celebración de la Fiesta por lo menos hasta el año 1974 inclusive.

El siguiente hito en nuestra historia habrá que encontrarlo en 1980, cuando un joven intelectualmente precoz y con voluntad tenaz llamado Miguel Ayuso impulsó de nuevo –«tras varios años de no celebrarse»– la conmemoración bajo el amparo de la empresa Edimsa (que contaba con algunos legitimistas como Juan Sáenz Díez en su Consejo de Administración), editora de la revista Iglesia-Mundo, la cual se encargaría de su promoción anual hasta 1993 inclusive (antes de su desaparición en septiembre del año siguiente). A lo largo de los ochenta, a pesar de seguir celebrándose según el calendario posconciliar, prevalecerá en la festividad el carácter religioso tradicional aportado por los oradores legitimistas (incluso Don Sixto Enrique llegaría a presidirla en una ocasión); pero hacia finales de dicha década fue decayendo el tono ortodoxo conforme otras influencias sustituían la de Ayuso y Galarreta: bastará con señalar, para hacernos una idea, que los oradores del último año fueron el demoliberal Ricardo de la Cierva y la rotaria Paloma Gómez Borrero.

Finalmente, y como origen próximo, tras reconstituirse en 2004 el Círculo madrileño Antonio Molle Lazo, recuperó ese mismo año la celebración de la Fiesta, conforme a la liturgia y calendario tradicional, y sin mezcolanzas con otros grupos catolicistas, festejándola año tras año hasta el día de hoy.

Félix M.ª Martín Antoniano