En agradecimiento a los Amigos de la Ciudad Católica

Solo queda reflejar en estas breves líneas mi humilde agradecimiento a todos los colaboradores y ponentes, por perseverar en el apostolado y la defensa de una doctrina tan olvidada como necesaria

Vista de los asistentes durante un momento de la mañana

El pasado 6 de abril tuve la gracia de asistir a la LXI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica. Se abordó este año el dogma de Cristo Rey, con ocasión del centenario de la encíclica de Pío XI, Quas Primas. Adelantándose un año a la celebración del centenario de la publicación de la encíclica, esta reunión congregó a conocidos ponentes y asistentes.  

Los ponentes enardecieron nuestros corazones y nos animaron al verdadero apostolado político. Pero no con afán voluntarista, ni como una pesada carga que aplasta el espíritu. El verdadero apostolado político surge de la fe en Cristo como rey de las naciones y brota de forma natural.

En varias charlas salieron temas como la secularización, el laicismo y el personalismo, entre otros, como enemigos y a la vez como frutos y consecuencias del abandono de esta doctrina.

Para quienes nos hemos acercado al pensamiento tradicional en la madurez de la vida es doblemente gratificante degustar doctrinas que, como dijo algunos de los presentes, se han silenciado, oscurecido y sustituido por otras. Reconociendo la situación devastadora que vivimos, uno de los oradores destacó que, quizás uno de los mayores enemigos de esta doctrina, sea el darnos por vencidos. Derrotismo que nos llevaría a pensar que sólo queda retirarnos a rezar, paralizando nuestra acción. Otro de los ponentes apuntó el itinerario de los Papas, que, desde Pablo VI hasta Francisco han ido sustituyendo la doctrina del reinado social de Nuestro Señor por conceptos sucedáneos que oscurecen la verdadera doctrina política, como la civilización del amor o la laicidad.

Esperaremos con ilusión la publicación de las conferencias, para leerlas despacio y afianzar nuestra fe. Solo queda reflejar en estas breves líneas mi humilde agradecimiento a todos los asistentes, colaboradores y ponentes, por perseverar en el apostolado y la defensa de una doctrina tan olvidada como necesaria.

VIVA CRISTO REY

Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas

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