El nuevo Consejo para el Capitalismo Inclusivo

El Papa Francisco junto a varios representantes del Consejo para un Capitalismo Inclusivo con el Vaticano. Vatican Media.

A final de 2020 se anunció el proyecto conjunto entre el Vaticano y una serie de grandes empresas, con el objetivo de asumir compromisos prácticos alineados con los pilares del Foro Económico Mundial. Compromisos para la creación de valor sostenible y que promueven los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, entre los cuales, como sabemos, se encuentran muchos de clara inmoralidad y espurio origen.

Participan en el proyecto empresas como Mastercard, Bank of America, Johnson and Johnson, Estee Lauder o Visa. El proyecto se desarrolla bajo el patrocinio de personalidades como Lynn Forester de Rothschild, Rajiv Sha, presidente de la Fundación Rockefeller, o Mark Carney, consultor de la ONU, que desde luego, no pasan desapercibidos, y que son denominados Guardianes del Capitalismo Inclusivo.

Más allá de nombres, tan sólo apuntaremos una serie de problemas que esta iniciativa refleja, y que, por desgracia, ya se vislumbraban desde hace algún tiempo:

En primer lugar, la absoluta falta de liderazgo moral de la Iglesia Católica, que presenta iniciativas no para implementar los principios de la sana doctrina social católica, sino para ser un animador de los principios globalistas auspiciados por la ONU y el gran capital. Estos principios, al margen de su inmoralidad, son pretexto justamente para aumentar la supremacía económica de una élite mundial.

También vemos una lamentable contribución a destrozar el magisterio en materia de economía, que había necesitado dos siglos para fraguarse, y que, tras las grandes encíclicas económicas vino a consolidar el dilatado pensamiento económico de nuestros grandes Santos y Doctores. Existe, pues, el peligro manifiesto de inducir a graves errores a muchos fieles.

Finalmente, los liberales dicen que no hay liberalismo económico sin liberalismo político. Es así. Durante la segunda mitad del siglo XX, la Iglesia abrazó en lo práctico, con creciente notoriedad, el liberalismo en política. Era, pues, de esperar, que acabase cayendo el edificio de la moral económica en los brazos del nuevo liberalismo. Del Nuevo Orden Mundial y su capitalismo, no inclusivo, sino exclusivo: el que excluye la fe, la razón y la moral.

Con estos guardianes, no necesitamos lobos.

Javier de Miguel, Círculo Ntra. Sra. de los Desamparados