Fiesta de San Miguel Arcángel: comienza el año carlista

Tradicionalmente, el año natural, en nuestras latitudes ibéricas y europeas, comienza en San Miguel Arcángel, 29 de septiembre, con su conocido veranillo. En su origen confluyen muchos aspectos ecológicos e hidrológicos. Los pastos reverdecen en la Sanmiguelada (en vascuence Samielak o Endone Mikle Arkaingiuak en el Roncal). Es el brote de la hierba tras las tormentas y nuevas lluvias. Los pastores y zagales, festivamente, abandonaban las sierras pirenaicas en trashumancia a las tierras bardeneras de la Ribera del Ebro. Curiosamente, esta movilización coincidía con la aparición en los pastos altos norteños de la hojas tóxicas del bonito quitameriendas, merendera o espachapastores en romance, murgi o txurgia en vascuence pirenaico o «Bortu uscara». De este modo, el día de San Miguel, los ganados ya debían abandonar los pastos del norte. La cebolleta es comestible, y así la buscaban los niños al salir de la escuela, pero la pequeña hoja tóxica no puede ser consumida.

En los montes, por estas fechas, asoman también unos suculentos hongos, los onddo o migueles (Boletus edulis). Coincide con la retirada de los ganados trashumantes, permitiendo así su recolección, ya que los ganados consumen también con fruición estos hongos. Podríamos hablar, por tanto, de un inicio del año micológico coincidiendo con San Miguel.

En la Rioja y regiones colindantes, como en otras zonas de la Bardulia histórica, se mantiene el tradicional nombre del “tardío” para referirse a septiembre, como periodo final del año agroganadero y montesino.

También termina por San Miguel la recolección y cosecha de diversos frutos y eso es un verdadero fin de año agroclimático. Los estudiantes, que habían ayudado a sus familias en el campo, podían retornar a los estudios. Por todo ello, alrededor de esta gran festividad, se celebra el inicio del curso académico. Los anglosajones siguen utilizando el término Michaelmas (literalmente «Misa de San Miguel») pues las antiguas universidades, como las de Oxford y Cambridge y, en su día, la de Palencia, celebran el comienzo de curso con este gran festejo y escuchan el precioso y ancestral himno Veni Creator. Las implicaciones de la fiesta trascendían lo académico, ya que en muchos ámbitos se iniciaban contratos: tanto de los profesores, ayudantes, vigilantes y bedeles como de los trabajadores de todo tipo.

La fiesta de Michaelmas, en el ámbito céltico y occidental, marcó el final y el comienzo del año del labrador y el ganadero. George C. Homans, sociólogo americano, comenta: «Para esa fecha la cosecha había terminado, y los administradores de las tierras, señoríos y comunidades realizaban las cuentas del año», algo que continúa hasta la actualidad en muchas asociaciones, juntas, cofradías y cooperativas.

En el costumbrario ancestral y tradicional europeo, y que aún hoy mantienen con orgullo algunas localidades galesas, gasconas, corsas y extremeñas, los felices cochinillos y cerdos de campo entran en esta misma fecha con alborozo en los robledales y encinares acotados a la montanera, con las ansiadas primeras cosechas de bellotas migueleñas. Así como de majuelas, maguillas, moras, endrinas, piruétanos, mostajas y muchos frutos más, que son vareadas por los porqueros. Con la festividad, en el monte comunal navarro entraban en alegre jolgorio la piara porcina de cutos, txerriak, urdeak, a comer la bellota primeriza de los robles y encinas migueleños, pues madura justamente alrededor de este gran día, tras pagar los dueños la correspondiente «eyurdea» o impuesto de montanera.

Desde el punto de vista hidrológico, con el veranillo de San Miguel acaba el periodo de sequía y calor y comienza la temporada de lluvias y frescor: realmente hay un antes y un después. La vegetación en muchos lugares inicia también un nuevo curso.

El día de San Miguel Arcángel, en toda Europa comienza tradicional y legalmente el año cervecero. Era una fecha muy señalada para iniciar el despacho y degustación popular de esta bebida a menor precio, acompañada de salchichas, pernil y otros productos típicos porcinos. El mismo día del Arcángel se abre públicamente y con gran euforia popular el primer barril de cerveza, que se degustaba por litros hasta el vaciado final. El nombre comercial de una conocida marca de cerveza en España no es ajeno a esto. Es el origen de la moderna, aunque desangelada (y nunca mejor dicho) masónica Oktoberfest, que se ha popularizado mundialmente a gran escala. Origen también de la celebración de muchas ferias agrícolas. Un fruto muy típico y ancestral de celebración de estas alegres ferias es la acerola, en sus variedades roja y blanca (gorrija y zurija en Navarra), que se vendía en cucuruchos y degustada por niños y mayores. Este delicioso fruto posee un potente valor contra virus y bacterias. El acerolo o maspilondoa (Crataegus azarolus) es un precioso árbol amenazado digno de recuperación.

En toda Europa, la festividad de San Miguel fue  término y plazo de negocio jurídico, por lo que los contratos anuales se hacían de San Miguel a San Miguel. En esa fecha se inauguraban muchas y  grandes ferias de ganado. Algunas de remota raigambre, como la extremeña de Zafra, la riojana de Nájera o la catalana de Lérida pero también en Mendata, Sestao, etc. Hay una sorprendente multitud de documentos, fueros y textos que lo avalan.

La solemnidad de San Miguel Arcángel, príncipe de la milicia celestial, se ha celebrado siempre por todo lo alto, pues es un santo ángel protector, ya venerado desde la antigüedad por los antiguos judíos de la Promesa, y también por todos los cristianos del Cumplimiento de Occidente y Oriente. Aparece en el Antiguo Testamento, además del Nuevo. Es el comandante en jefe de los ejércitos celestiales y, por tanto, el encargado de enfrentarse y vencer a Lucifer después de su infame rebelión contra Dios. Impresiona la cantidad de templos parroquiales de los ámbitos vascongado y navarro dedicados al Santo protector de la Iglesia: Idiazabal, Mutiloa, Urnieta, Irura, laurgain, Oñate, Berástegui, Ezquioga, Alzaga y cientos más. Durante siglos el día del Santo Arcángel, Capitán de las Milicias celestiales fue fiesta solemne y de guardar. Y Entre la población se celebró siempre con gran devoción y alegría, acompañada al efecto de multitud de dulces y platos, cuya popularidad ha llegado a nuestros días.

Ya en el siglo V, hay documentos en Roma en los que se cita la fecha del 30 de septiembre como fiesta de San Miguel, aunque la devoción se remonte a tiempos ancestrales. Sin embargo, por celebrarse su vigilia el día anterior, terminó asentándose su celebración en la víspera o vigilia, esto es, el día 29. En la Santa Misa propia de esta fiesta (tradicional o tridentina, en latín y en gregoriano), de profundidad, belleza y misterio incontestable, se suplica la ayuda a San Miguel Arcángel en varias ocasiones, desde el principio hasta el final.

El 29 de septiembre, fiesta de San Miguel Arcángel, comienza también el año tradicionalista hispánico y clásico, por lo que no es ninguna broma desear a los lectores:

¡Viva San Miguel!

¡Feliz año agrícola, cervecero tradicionalista, hidrológico  y, por supuesto, académico!

¡Endone Mikle Arkaingiu egun onik! *

(Feliz día de San Miguel Arcángel en vascuence del Roncal, Erronkariko Uskara)

 

Juan Andrés Oria de Rueda Salgueiro

Profesor de Botánica  Forestal y Micología aplicada. Miembro de la Academia Tello Téllez de Meneses. Director de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid.