López Obrador no está vacunado aún contra la ignorancia

López Obrador en rueda de prensa. Foto Luis Castillo

CIUDAD DE MÉJICO– El presidente López Obrador habló en contra de la conquista española como de costumbre. Esta vez en desacuerdo con la obra civilizatoria de la corona de los reyes católicos, denunciando la tardanza de tres siglos en traer la vacuna de la viruela.

Hace poco, el presidente de Méjico aprovechó una de sus típicas conferencias matinales para lanzar diatribas contra la misión civilizatoria española en nuestro país. Argumentó la tardanza en hallar e implementar la vacuna contra la peste de viruela que azotó a nuestra nación durante siglos. Pidió además que se dejara de en­señar en España y en otros países de Europa que los conquistadores llegaron a México a civilizar.

Sostuvo que «cuando llegaron los españoles, lo que es México contaba con 16 mi­llones de habitantes y tres siglos después México apenas tenía 8 millones porque se trajo la viruela. Y en tres siglos ni siquiera fueron capaces de crear una vacuna. Lo que ahora llevó un año, en aquel entonces consumió tres siglos. Entonces ¿dónde está el adelan­to?».

Una gran obra hospitalaria

Sin embargo, Obrador no mencionó la gran cantidad y calidad caritativa de los hospitales que había durante el virreinato y su posterior destrucción, durante el liberalismo juarista deci­monónico. Una prueba muy conocida de ello fue el antiguo Hospital del Convento del Espíritu Santo de la orden de los paulinos. El edificio sufrió la desamortización liberal con la consiguiente expulsión de los miembros de la orden.

Con la desamortización de este capaz hospital, los enfermos sin recursos se vieron privados de la asistencia y cuidados necesarios para su salud corporal y espiritual. Hoy se puede visitar el edificio, ya que se ha convertido en el Casino Español.

López Obrador también olvidó mencionar, a su conveniencia, que la Monarquía desplegó la Expedición Balmis, una inmensa obra de salud por todo su territorio, incluso en otras partes del mundo (Territorios de Portugal, China o Inglaterra). La Real Expedición se dedicó, precisamente, a erradicar el mal de la viruela en el momento en que se descubrió la vacuna. Su eficacia fue espectacular, ya que en apenas tres años (1803-1806) la misión consumó su propósito.

La ignorancia de la mano de la incoherencia

Con su mensaje, el presidente se atreve con el aspecto corporal de la salud. Pero sus declaraciones carecen de sentido, ya que incurre en un anacronismo comparando con la vacuna de la viruela con la del COVID-19.

La vacuna del coronavirus muestra una preocupante falta de eficacia, debido a que aún se producen contagios en una notoria proporción entre las personas ya vacunadas. Su implementación en Méjico sólo ha servido para poner en evidencia la crisis del sistema sanitario de los hospitales de salud pública.

Ante estas incoherencias, resulta lamentable que López Obrador olvidase también mencionar la doble preocupación de la Monarquía católica por el alma y el cuerpo, verdadero sentido de la política. Ambas se mostraron uncidas en ejemplos como las Procesiones de piedad y los posteriores milagros, ocurridos durante la peste del Matlazahuatl.

FARO/Círculo tradicionalista Celedonio de Jarauta