Herencia misionera

Fotografía cedida por la Presidencia de Malí del encuentro entre el arzobispo de Bamako, Jean Zerbo, y la religiosa colombiana Gloria Narvaez, tras su liberación el pasado día 9 en Karangasso. EFE

El pasado 9 de octubre, fiesta de san Luis Beltrán, patrono de Colombia, fue liberada la religiosa franciscana Gloria Narváez, tras más de cuatro años secuestrada en Mali. Como es sabido, las antiguas colonias francesas de África viven en una constante inestabilidad auspiciada por grupos vinculados a al-Qaeda y otros grupos salafistas.

Tal y como Cristo nos prometió, aquellos que le siguieran serían perseguidos y atacados; por ello, es admirable el celo apostólico de los misioneros que hacen frente a las persecuciones. Y así como heredamos de España la lengua y la fe, también heredamos la vocación misionera y la devoción sincera.

Malí, que lleva siglos bajo el mahometanismo vive una lamentable situación. El aliado de Occidente e Israel, Arabia Saudita, financia escuelas coránicas de tendencia salafista y anticristiana, desplazando las tradiciones sufistas del África subsahariana. No es mi intención defender los errores propios de los pueblos de Malí, sino destacar que el sufismo muestra menor hostilidad a la fe verdadera.

Y así como la hermana Narváez puso en peligro su vida por servir a Cristo, muchos han sido los colombianos que han querido expandir la fe verdadera y practicar la caridad. Desde el Círculo Gaspar de Rodas destacamos al venerable Miguel Ángel Builes, fundador de los Misioneros Javerianos de Yarumal, un instituto de vida apostólica clave en la evangelización de las regiones periféricas de Colombia.

La lista sería extensa, pero este artículo no puede concluir sin mencionar a la santa Laura Montoya y al mártir Jesús Emilio Jaramillo. La primera se destacó por evangelizar a los indígenas emberá, evangelización que traía consigo la escolarización y el aumento en la calidad de vida. El segundo, hoy beato, estando enfrente de la diócesis de Arauca buscó siempre el bienestar espiritual y material de su grey hasta el momento de su muerte, cuando fue asesinado por el grupo terrorista ELN.

Quiera Dios que seamos bendecidos con muchos santos sacerdotes, frailes y monjas. En estos tiempos de apostasía necesitamos más que nunca revivir el celo apostólico que heredamos de los conquistadores, llevando el Evangelio no solo a África donde hace falta, sino en nuestra propia tierra para instaurar todo en Cristo.

Carlos Restrepo, Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas de Medellín