Entrevista a Don Sixto Enrique de Borbón

Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón

Don Sixto Enrique de Borbón ha concedido una entrevista a la Lettre des Amitiés Franco-Espagnoles, que aparece en el número 112 (verano 2022) de esa veterana publicación del Círculo Franco-Hispánico.

Transcribimos a continuación para los lectores de La Esperanza la versión española de la entrevista que puede encontrarse en la página web de la Comunión Tradicionalista. Hemos respetado en ocasiones el tratamiento francés de «Monseñor» que los entrevistadores dan a Don Sixto Enrique, aunque los lectores hispanohablantes estén ya acostumbrados a que ese tratamiento se use hoy, erróneamente, para los obispos. El original francés de la entrevista puede leerse en la reproducción fotográfica al final de esta entrada.

AMO A ESPAÑA
El Príncipe Sixto Enrique de Borbón Parma

Sixto Enrique de Borbón Parma, cabeza de la Comunión Tradicionalista española cuya divisa es «Dios, Patria, Fueros, Rey», pretendiente [reclamante] al trono de España como descendiente del rey Felipe V, nos ha concedido un poco de su tiempo para responder a nuestras preguntas. Con emoción transmitimos sus certezas.

CFH: ¿Cuáles son las cualidades españolas que más amáis?
Don Sixto Enrique:
 Quizá parezca un cliché, pero las cualidades que más aprecio en España son la franqueza y el orgullo; a veces llamativos, pero que puestos al servicio de Dios y del Rey alcanzaron el espíritu de Cruzada. Aunque la contaminación secularista del europeísmo haya herido a España, estas cualidades siguen constituyendo un ethos esencial a pesar de todo.

CFH: ¿Cuál es vuestro período favorito de la historia española, y por qué?
Don Sixto Enrique:
 Durante los siete siglos de la Reconquista se produce una reconstitución lenta y diversificada que dará forma a la España plural, compuesta de cuerpos políticos diferentes pero, a la vez, indiscutiblemente una. Pero sobre todo la España del siglo XVI, donde el proceso precedente va a forjar un edificio original y magnífico, prolongado durante el siglo XVII, el Barroco, aún más soberbio en los reinos americanos que en la Península. Se puede añadir también el siglo XVIII, a menudo subestimado; el gran siglo de los Borbones de España, a pesar de algunos errores propios de la época, durante el cual la Monarquía recupera todo su esplendor.

CFH: ¿Qué es el Carlismo? Existen varios movimientos carlistas. ¿Cuáles son las diferencias entre ellos y los criterios de vuestra lealtad a la Comunión Tradicionalista carlista?
Don Sixto Enrique:
 El Carlismo no es más que la continuidad auténtica de la vieja España. La usurpación dinástica de 1833, en favor de la revolución liberal, concentró las energías tradicionales en la defensa de los reyes legítimos. ¡Y ha sobrevivido durante dos siglos! Con tres guerras, cuatro incluso si contamos la de 1936; numerosos alzamientos, a veces importantes; presencia en el Parlamento… La crisis de la segunda mitad del siglo XX, con profundos trastornos, particularmente el Concilio, nos golpeó duramente. Algunos confundieron las raíces populares del movimiento con el socialismo, mientras que otros se contentaron con quedarse en posturas conservadoras y clericales, alejadas del tradicionalismo integral. Por el contrario nosotros hemos reagrupado el verdadero Carlismo, orgulloso y ortodoxo, sin concesiones. Habría así, aparentemente, diversos «carlismos». Y está el Carlismo por antonomasia, que nosotros representamos.

CFH: Sois, Monseñor, el abanderado de la Comunión Tradicionalista carlista, y pretendiente al trono de España como descendiente del rey Felipe V, nieto del rey de Francia Luis XIV. El rey actual Felipe VI ha anunciado que su primogénita Leonor será la heredera del trono de España. No es la única que pretende el reino. ¿Qué es lo que os diferencia, Monseñor, de otros pretendientes?
Don Sixto Enrique:
 Para empezar, nosotros no pretendemos nada. Nosotros reivindicamos, en el sentido etimológico del verbo, porque el Carlismo se adhiere a la legitimidad. La pseudomonarquía establecida en España, por el contrario, procede de la usurpación. Nosotros simplemente intentamos preservar el tesoro de la legitimidad y de la tradición católica de España. Eso es todo.

CFH: ¿Qué pensáis del partido Vox? Este nuevo partido que dicen «de ultraderecha», ¿es una oportunidad para España?
Don Sixto Enrique:
 De entrada tengo dudas sobre su consideración «de ultraderecha», un concepto muy equívoco. Me parece sobre todo un partido conservador que ha reaccionado contra las indefiniciones y debilidades crecientes del Partido Popular, del que procede. Es verdad que el tono radical que a veces adopta puede confundir a algunos. En todo caso no parece que pueda provocar una verdadera oportunidad de renovación. De entrada Vox es defensor de la Constitución, que ha favorecido paradójicamente el separatismo, y de la monarquía liberal, que ha presidido la decadencia de España. Además sus relaciones internacionales son realmente inquietantes. Es una pena, porque a España le hace falta un proyecto que no sea sólo una reacción.

CFH: ¿La Cataluña independentista ataca la monarquía actual porque representa a pesar de todo la unidad de España? ¿Pensáis que estaríais a la altura de salvar esta unidad?
Don Sixto Enrique:
 Es preferible hablar de separatismo, que es un fenómeno complejo, no solamente en Cataluña, con un sentido en general decididamente revolucionario. La monarquía, incluso si es liberal, se percibe justamente como elemento de unidad y de orden. Dentro del actual sistema no se ve solución posible; mientras que la monarquía tradicional podría armonizar las autonomías con la unidad (y ciertamente no estoy hablando de las «autonomías» que existen en el régimen actual). Es la lección constante de la historia española.

CFH: ¿Qué mensaje de entusiasmo y de esperanza querríais transmitir a aquellos que, al igual que vos, aman a España?
Don Sixto Enrique:
 Éstos son momentos difíciles no sólo para España, sino para nuestra civilización cristiana. Pero es preciso resistir siempre, con paciencia y entusiasmo. Es necesario cumplir nuestros deberes sin cesar. A Dios toca decidir nuestro futuro. En todo caso, el mundo de hoy se hunde y nos deja mientras tanto la esperanza en la encarnación renovada de una tradición vivificante.