Cientos de emigrantes que cruzaban la selva del Darién piden regresar a sus lugares de origen

Emigrantes caminando por la selva del Darién. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

PANAMÁ- El continuo movimiento de emigrantes, mayormente haitianos y venezolanos, a través de la selva del Darién, ha llevado a que los gobiernos Colombia y Panamá, que comparten frontera en la región, discutan posibles salidas ante la situación. Por esa ruta, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han pasado este año 150.000 migrantes, de los cuales el 70 por ciento son venezolanos. Más de 14.500 niños se han enfrentado a ese temido tramo y al menos 30 personas han muerto o desaparecido.

«Panamá ha hecho llamamientos alertando sobre esos cruces peligrosos», dice la viceministra colombiana de Asuntos Multilaterales, Laura Gil para justificar la posibilidad de que Colombia impida el paso de los migrantes. La respuesta de la administración de Gustavo Petro es tajante: ni cerrará ni militarizará la frontera. «No haremos nada que ataque al migrante que es el eslabón más grande de la cadena. No vamos a militarizar las fronteras», explica Gil al medio El País. El enfoque que los medios denominan de securitización supone vincular la emigración a cuestiones de control y de seguridad nacional; el contrario es el de derechos humanos, que es al que se está alineando el gobierno de Gustavo Petro.

Según estadísticas de los Servicios Migratorios de Panamá, casi 134 mil personas han arriesgado sus vidas a través de la densa jungla en 2021. Es una cifra récord de personas que cruzan el rectángulo de selva sin sendas, con una superficie aproximada de 25 mil kilómetros cuadrados, con montañas escarpadas, ríos muy turbulentos, pantanos peligrosos y que se extiende a ambos lados de la frontera entre Colombia y Panamá. Actualmente el viaje a través del Darién se ha hecho aún más peligroso por la presencia de grupos criminales y traficantes que controlan la región, a menudo extorsionando y a veces atacando sexualmente a los emigrantes.

En años recientes el Gobierno de Panamá ha ejecutado infraestructuras para albergar temporalmente a la población en tránsito y poder atender las necesidades humanitarias de esta población emigrante cada vez mayor. Con apoyo técnico de la OIM y de otras organizaciones internacionales, Panamá ha instalado tres ERM en donde los migrantes pueden alojarse y acceder a alimentos. En Estados Unidos, la Administración Biden lanzó la pasada semana un programa que da estatus legal por dos años a los venezolanos que llegan en avión expulsará de manera inmediata a quienes crucen por tierra la frontera con México, como una medida para frenar la masiva oleada migratoria de esa nacionalidad en curso. Dentro de este programa no están incluidos los que ingresen irregularmente por tierra, y los que han sido deportados en los últimos cinco años.

Los que accedan legalmente a Estados Unidos deberán tener un «patrocinador» que se encargue de ellos legal y económicamente. Esta decisión ha dejado en un limbo a miles de emigrantes que atravesaron la selva previo al anuncio del gobierno estadounidense, y muchos, manifestando no desear quedarse en Panamá, han preferido regresar a sus países de origen. Centenares de emigrantes irregulares, de origen venezolano, están retornado voluntariamente a su país desde Panamá ayudados por el Gobierno de Venezuela, una vez cruzada la selva del Darién, y habiendo llegado a la comunidad de Bajo Chiquito.

La ministra de relaciones exteriores de Panamá, Janaina Tewaney, manifestó el pasado viernes en una conferencia de prensa que «migrantes que tienen una intención de retorno a Venezuela han estado siendo acogidos por la Misión Venezolana en Panamá y los mismos se están encargando de llevar a cabo el retorno a Venezuela. De hecho, la cifra que nos compartieron es de 435 aproximadamente, que ya en esta fecha han sido devueltos por medio de vuelos chárter, y también tenemos entre hoy y mañana previsto un retorno de 200 más». Muchos de estos emigrantes fueron acogidos en la Terminal de Transporte de Albrook y otros han sido ubicados en albergues.

En su mayor parte, los migrantes han manifestado que no desean quedarse en Panamá, por lo que están solicitando a las autoridades gestionar vuelos humanitarios para regresar a sus países. Varios de ellos permanecen entre 8 a 16 horas en la Terminal, mientras consiguen medios de transporte para seguir avanzando. A diario llegan a la Terminal de Albrook entre 150 a 300 migrantes.

El ministro de Gobierno, Roger Tejada, manifestó que una «cantidad importante» de venezolanos han retornado de forma voluntaria a su país, y especificó que hay un movimiento entre 2 mil y 4 mil emigrantes que siguen viajando en dirección a Norteamérica en menor escala, mientras que otros están retornando hacia sus países de origen, sobre todo Venezuela, Ecuador y Haití.

Agencia FARO, Círculo Tradicionalista Nuestra Señora de la Asunción de Panamá