En un comunicado fechado el 16 de agosto, la CEDEAO se queja de diferentes ataques yihadistas que ya se han producido en un territorio fronterizo entre Mali y Níger, en los cuales habrían muerto soldados de Nigeria. El comunicado no especifica ni cuáles son los grupos atacantes ni se precisa el número de bajas. Sólo reclaman la reinstauración de la democracia en Níger, representada por el expresidente Bazoum, que fue depuesto por los miembros del actual Consejo Nacional de Níger. Por su parte, el actual gobierno de Níger acepta seguir negociando, aunque por las calles de Niamey se siguen sucediendo manifestaciones al grito de «¡Abajo Francia»!
Los obispos católicos de Níger y otras 15 conferencias episcopales de África Occidental perciben lo obvio: que su país corre el riesgo de convertirse en «una segunda Libia» no tardando mucho. Rechazan cualquier tipo de intervención militar procedente de los países del bloque CEDEAO. Consideran que basarse en «ataques yihadistas» sería un mero pretexto porque «el terrorismo mahometano ya se ha cobrado desde hace tiempo una enorme cantidad de vidas, dejando a su paso viudas, huérfanos, exiliados y causando hambrunas. Lo que menos necesita la gente es que la CEDEAO y otras instituciones africanas o de otro tipo actúen para aumentar ese número».
Otros nigerinos que ocupan puestos relevantes respaldan esa idea y van más allá. Es el caso de Rahman Idrissa, profesor de la Universidad de Leiden. La restauración de «la democracia» y «la constitución» como la interpretan Francia y EE.UU. es perjudicial, porque «los golpes de Estado contra gobiernos tiránicos forman parte de la tradición nigerina, permitiendo la renovación del proceso político».
El temor es grande entre los católicos de Níger. Su situación podría degradarse más todavía. Los católicos son los más perseguidos en esta región, especialmente por las guerrillas de mahometanos.
Agencia FARO
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