En los últimos años, ha crecido con popularidad el fenómeno llamado «homeschooling» o «Educación Domiciliar» en ciertos círculos conservadores. Plantean esta pedagogía con el objeto de preservar a los niños de las ideologías modernas que se enseñan en las escuelas. Librarlos de las imposiciones de los Ministerios de Educación y Ciencias. Muchos padres católicos, en gran parte conservadores, ven en el homeschooling una forma de educar y proteger a sus hijos de ideologías enseñadas en las escuelas, principalmente las de género.
La educación domiciliar aplicada correctamente puede dar buenos frutos. Pero es un problema proponerla como el método más perfecto en educación, o como si diese resultados positivos en todos los casos. El romanticismo se infiltra en estos movimientos homeschoolers, obviando dificultades que se puedan dar en el proceso de enseñanza.
El primero y más visible es la limitación intelectual de los Padres. La educación domiciliar exige que los padres estén preparados para enseñar las disciplinas de una mejor manera que los colegios actuales, cosa difícil. Pero el problema más grave es creer que la familia es una especie de fortaleza que aísla al niño de la sociedad, o la polis. Esta concepción alienta un comunitarismo familiar individualista. Cuando el niño haya crecido y salga de la casa se encontrará con un mundo desconocido y abrumador, al que no sabrá enfrentarse.
La Iglesia nos enseña que la familia es una sociedad imperfecta fuera de su orden propio. Por naturaleza, depende de la polis o comunidad política para hallar su perfección. El comunitarismo homeschooler niega la naturaleza y elimina esa posibilidad. Erige a la familia como la única institución capaz de perfeccionar a la prole, cosa que es imposible además de falsa.
Con eso se elimina el rol político de la familia, que es la de ser la base de la sociedad política. También se abandona la misión de los seglares de cristianizar las otras instituciones, formando pequeñas familias que se aíslan de la polis. La educación en el domicilio, aplicada correctamente, puede dar muchos frutos. Pero no es un ideal, puesto que cristianizar y sacralizar las escuelas también es nuestra misión. Aplicada incorrectamente, la educación domiciliar puede arrojar malos resultados, en algunos casos catastróficos.
Miguel Angel Rojas Romero, Círculo Tradicionalista Nuestra Señora de la Asunción.