La candidatura del paisaje del olivar como Patrimonio Mundial retirada por la oposición de los agricultores de Jaén y Córdoba

la experiencia indica que, al final, se acabará penalizando al agricultor

El sector olivarero se opone al expediente al considerar que la declaración ante la UNESCO pone en peligro “el derecho a la propiedad” de sus explotaciones

Agricultores de Jaén y de Córdoba han mostrado su oposición a la candidatura del Paisaje del Olivar a Patrimonio Mundial de la Unesco por entender que no se les garantiza el derecho de propiedad de sus olivos.

Son muchas y poderosas las instituciones que habían apostado fuerte por esta iniciativa, empezando por la Diputación de Jaén, impulsora de la candidatura hace unos diez años, y pasando por las de Sevilla, Málaga, Granada y Córdoba, la Junta de Andalucía, varias universidades andaluzas y las fundaciones Savia y Juan Ramón Guillén, dedicadas al mundo rural y al sector del olivar.

La comisión institucional encargada de la gestión del expediente se había dado de plazo hasta finales de junio para llevar a cabo una campaña informativa para ganarse la adhesión de los agricultores que eran reacios a la tramitación del mismo.

A pesar de las presiones recibidas los agricultores se han mantenido firmes en su postura en defensa de sus tierras y  la candidatura ‘Paisajes del Olivar en Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos’ se eliminará definitivamente a pesar de que el expediente se remitió en enero a la Unesco, que iba a debatir su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial en la asamblea de 2025.

Es lógico que los agricultores, tras décadas padeciendo unas políticas que les han llevado a una situación cada vez más asfixiante y problemática, en muchos casos incluso poniendo en juego su propia supervivencia y viabilidad, tengan una gran desconfianza a cualquier iniciativa que suponga aumentar la regulación existente.

Desde la organización agraria Asaja Córdoba han tildado la iniciativa de “calamitosa” para los intereses de los olivareros, pues en palabras de su presidente Ignacio Fernández de Mesa, “la experiencia en base a otras situaciones similares indica que, al final, se acabará penalizando al agricultor”.

El presidente de la patronal agraria cordobesa ha afirmado que, “hoy en día, con las normativas de la Política Agraria Común (PAC) y las normativas sectoriales, no son necesarias más figuras de protección, ni más limitaciones, pues ya están todas ellas sobradamente protegidas, siendo muy bueno su estado de conservación y presentando magníficos parámetros de biodiversidad”.

Las organizaciones agrarias Asaja, Coag y Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén emitieron un comunicado afirmando que “La condición para apoyar el expediente es que se establezca como línea roja el derecho a la propiedad, la decisión de los agricultores afectados y que no hubiera limitaciones a la capacidad productiva de las tierras afectadas por la catalogación como patrimonio mundial”.

Está claro que después de muchos años peleando con unas administraciones incompetentes y desleales con el campo, los agricultores tienen la lección bien aprendida, y esta vez no han picado el anzuelo ni han cedido a las presiones que calificaban de “oportunidad histórica” esta operación que según los promotores no iba a suponer ninguna carga para los agricultores. Seguro que esa misma canción ya la han escuchado otras muchas veces y están escarmentados.

Si tan interesadas están las instituciones que han impulsado esta iniciativa en la defensa del paisaje del olivar, sería mucho mejor que dediquen su esfuerzo y su tiempo en promover políticas que faciliten la vida de los agricultores y apoyen de verdad a quienes dedican su vida a trabajar el campo y mantener vivo ese paisaje que permite el sustento de muchas familias que habitan las zonas rurales en Andalucía.

Agencia FARO

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