Generalidades de la Semana de Pasión

Iglesia católica en tiempo de Pasión. Santa María la Antigua, Cincinati, Ohaio. Commons

Nos encontramos en medio de la Semana de la Pasión, periodo de gran penitencia, cuando deben cubrirse las imágenes de los templos, y que este año ha coincidido la Fiesta de la Anunciación, preludio de la Salvación de la humanidad. Sin embargo, una mirada a los noticiarios nacionales basta para tener una idea de la brecha que hay entre la situación actual de esa humanidad y la Salvación que le fue ofrecida.

Como si se celebrara el aniversario del inicio de las cuarentenas por la pandemia, más de 2 millones y medio de vehículos ocupan las carreteras durante el fin de semana. La aerolínea chilena JetSmart busca reactivar su economía con una línea de vuelos comerciales hacia Colombia. ExxonMobil le apuesta al fracking en suelo nacional, se especula sobre la valorización de la bolsa y el PIB, y el Banco Interamericano de Desarrollo ya extiende sus tentáculos hacia la economía nacional con la bendición del Estado colombiano.

Pese a todo este progreso, Colombia figura, según un estudio de la ONU, como el tercer país del mundo con mayores privaciones de bienestar causadas por la pandemia en términos de muertes por coronavirus y pérdidas de empleo. A todo esto, le podríamos sumar los miles de afectados por las lluvias recientes.

Además, mientras prosperan las multinacionales legales y se arruinan los ciudadanos comunes, la multinacional ilegal del narcotráfico sigue contribuyendo a que la situación de la gente común empeore, como pudo verse a inicios de esta semana en la confrontación entre los narcotraficantes de las FARC y el ejército de Venezuela, que dejó un número no publicado de muertos y heridos, y forzó el desplazamiento de cerca de 600 personas. Y como es de esperar, la prensa aprovechará ese sufrimiento ajeno sencillamente para impulsar sus agendas ideológicas.

«No lloren por mí, hijas de Jerusalén, más bien, lloren por ustedes y por sus hijos»; así, mientras la penitencia propia de estas fechas pasa desapercibida, la principal preocupación de las autoridades en el país del Sagrado Corazón es imponer medidas restrictivas –aunque suaves, para que no sufra la economía. Tememos que la Semana Mayor se convierta en un carnaval y que millones de vehículos vuelvan a ocupar las carreteras, en medio de un mundo materialista que, aun al borde de la muerte, parece preferir ignorar que sin penitencia no puede llegar a la visión de Dios.

Araújo. Circulo Tradicionalista Gaspar de Rodas.