PP-VOX: un odio fraternal

EFE/POOL. Mariscal

Las disputas entre hermanos son comunes en todas las familias. Aunque sean molestas, es algo natural. Y son riñas que surgen precisamente por tener la misma sangre.

Algo parecido hemos presenciado durante la Moción de Censura presentada por VOX. Hemos visto cómo los partidos de la derecha parlamentaria se han proferido toda clase de agravios y menosprecios. Pero no se engañen: sólo los hermanos se odian así.

Inspira lástima ver cómo personas honradas, incluso dentro del pensamiento tradicional, se sienten seducidos por el partido de Abascal. Sus menciones huecas a Dios, a la Patria o a la moral han calado en buenas personas, que han depositado la papeleta verde en la urna.

El partido verde surgió como fuga del Partido Popular. Sería absurdo pensar que no tienen su misma naturaleza y su misma sangre. PP y VOX comparten una misma naturaleza y se dirigen a un mismo fin. Su condición revolucionaria está basada en principios anticristianos. Ante su estirpe común, es necesario reiterar: VOX está en las antípodas de una política católica.

VOX, como el PP, sigue el curso de UCD y Alianza Popular. Una senda de banderas rendidas, de causas nobles abandonadas.  Como buenos revolucionarios conservaron lo que los gobiernos progresistas legaban. Desde las leyes del divorcio al infanticidio. En un punto de ese camino, a finales de 2014, surgió este nuevo partido. Con los mismos discursos, con la misma estrategia, y el mismo carácter liberal.

PP y VOX demostraron odiarse como sólo los hermanos pueden hacerlo. El enemigo del católico, ayer y hoy, es el liberalismo. No creamos que VOX ha venido a destruirlo. No nos creamos que son diferentes al PP. Y, mucho menos, que son una política católica.

Rafael Ruiz Rodríguez, Navarra.