Ahora, pasemos a las conclusiones.
Cabe decir que las acciones pasadas de los zares Romanov contribuyeron a enquistar el problema que se vive actualmente en la sociedad kazaja. Tales políticas estaban ciertamente afectadas por el filoluteranismo que se respiraba en aquel entonces por motivos dinásticos, con el que no se logró ni una prometedora y útil conversión de los nómadas ni una mejor integración a su civilización imperial.
El ultimátum ruso de diciembre por la cuestión ucraniana y los acontecimientos de Kazajistán son eslabones de la misma cadena. A Occidente no le satisface en absoluto el bloque de Rusia y, en el umbral de las conversaciones de enero, los estadounidenses ven con interés los sucesos sociales en las entrañas del sur de Rusia. El sorprendente comportamiento del presidente kazajo y las acciones decisivas de los dirigentes rusos frustraron el intento estadounidense de complicar las negociaciones previstas y de hablar desde una posición ganadora. Es necesario recordar la valiente actitud del Monseñor Schneider, que aun con la posibilidad de represalias de sectores islamistas, mantuvo las iglesias abiertas durante esos momentos violentos.
Sospechosamente desde antes de las protestas, se tenía pactada en Ginebra una cumbre entre ambos bloques para lidiar con temas de seguridad por las tensiones en Ucrania. Los gérmenes de revuelta fueron hilados con mucha antelación, y a pesar de que no se puede identificar una mano directa tras ellos, tampoco se puede descartar que ciertos sectores de la élite tenían planes expansionistas con el poder atlantista. De esta manera se abriría otro frente contra los intereses rusos en la región, lo que irónicamente se comprueba en la amalgama de grupos que apoyan las protestas kazajas, como progresistas, neocones, neofascistas anti-rusos y jihadistas.
Como conclusión final, debemos mencionar que esta fue una victoria certera de Moscú contra otros intereses que serían mortales para su geopolítica y perjudiciales para la población cristiana bajo su esfera de influencia (que a pesar de la ambivalencia de los oligarcas del Kremlin, los cristianos gozan ciertamente de mejor estatus bajo ellos que con los estadounidenses). Continúa siendo alta la tensión en las estepas pónticas, pero su origen y causas podría no estar tan claro como en el caso de Kazajistán.
Maximiliano Jacobo de la Cruz, Círculo Blas de Ostolaza.