Entre la coca y la miseria

CELAM

En 1912, San Pío X denunciaba el lamentable estado de los indios en las caucheras. Decía de los caucheros: «cristianos que como si hubieren olvidado totalmente el sentido de la caridad derramada por el Espíritu Santo en nuestros corazones, a los pobres indios (…) apartan principalmente de abrazar la fe de Cristo, y sobre todo hacen que se obstinen en su odio para la misma». Hoy vemos una situación análoga en torno a dos modelos económicos: el cultivo de coca y el ganadero.

¿Por qué nuestros campesinos siembran coca? No se puede negar la rentabilidad del negocio. La fuerza del narcotráfico en Colombia es culpa de las guerrillas comunistas que azotan el país, que desplazan a miles de campesinos. Estos son forzados a apropiarse un territorio donde tienen dos opciones: o sembrar coca; o rentar su trabajo a FEDEGAN y recibir un sueldo a duras penas respetable.

Ante esta situación, la izquierda partidista prefiere centrarse en el FEDEGAN. La derecha cree resolver el problema con glifosato. Pero el territorio al que los campesinos se desplazan pertenece a comunidades indias. Éstas, tras sufrir vejaciones por parte de los peones de los narcos, terminan por odiar todo lo que venga de fuera. Ésta es la tragedia.

Muchas son las comunidades que se han apartado de la Fe Verdadera y, auspiciados por el modernismo, han preferido un «rito» más local. Otras, desconocen aún la Palabra del Dios vivo y se mantienen en la ignorancia por los agravios sufridos. Que los campesinos talen árboles no es injusto. La injusticia es expulsar hombres de sus tierras, en lugar de llevarles el Evangelio. Preferir el lucro privado a la salvación de nuestro prójimo.

Hay zonas de extensión considerable que no pertenecen a comunidades indias. ¿No sería justo que nuestros campesinos puedan acceder a la tierra para ganar dignamente su vida, como habla León XIII en Rerum Novarum? Y no para el lucro de las guerrillas o los grandes ganaderos.

¡Qué hermoso sería pensar en la Amazonía como una provincia cristiana, donde el Rey de reyes fuese adorado por cientos de lenguas! Las propuestas de San Pío X no figuran en los planes de ningún partido político. Pero los cristianos tenemos el deber político de instaurar todo en Cristo.

Carlos Eduardo Restrepo Arenas, Círculo Tradicionalista de la Nueva Granada.