Serbia de nuevo. La OTAN extiende el conflicto

Movimientos de tropas en Kosovo. EFE.

Ante los recientes enfrentamientos armados en la frontera entre Serbia y Kosovo, ¿nos encontramos ante un reinicio del conflicto o una extensión de las presiones de EE.UU. y sus colonias europeas?

Recordemos que la Unión Europea había vuelto a incrementar su presencia militar en Bosnia por temor a la desestabilización y la «influencia rusa» en el país. Este incremento se aceleró ante el actual conflicto en Ucrania, con un aumento de las tropas (ahora cuenta con 4.000 efectivos) en la Operación Althea/Fuerza de la Unión Europea Bosnia y Herzegovina (EUFOR) y con la Misión de Mantenimiento de la Paz de la Unión Europea sobre el país. El Estado Mayor de la Defensa de España la define así: «Operación que supone la contribución militar de la Unión Europea a la estabilización e integración de Bosnia y Herzegovina en la familia europea de naciones».

El pasado 30 de julio, el líder bosnio-serbio Mirolad Dodik viajó a la Federación Rusa ayer para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin. Orden del día: la República Srpska.

Al mismo tiempo, el líder bosnio-croata Dragan Čović amenazó con crear una región autónoma o incluso separar las áreas croatas de Bosnia y Herzegovina, luego de que el Alto Representante de la UE para Bosnia y Herzegovina, Christian Schmidt, se negara a implementar la democracia que propugna de forma habitual (salvo cuando tiene otros intereses), impidiendo leyes electorales que considera sectarias o segregacionista en el país que daría poder a los croatas allí.

Como es lógico, mientras, en Macedonia del Norte (FYROM), durante el mes pasado, se desencadenaron protestas contra la Unión Europea, después del acuerdo entre Bulgaria, Macedonia y Francia. ¿Porqué? Macedonia tendría que aceptar la influencia de Bulgaria sobre su cultura y sociedad, en la Unión Europea.

La República de Kosovo programó la implementación de leyes que prohibían la libre circulación entre áreas étnicamente serbias y la propia Serbia que es el motivo que ha provocado los incidentes de estos días. El detonante ha sido lo que se ha venido a llamar «la crisis de las matrículas» (aunque ya este  conflicto tiene su origen en septiembre de 2021 cuando Kosovo ordenó que los conductores que entraran en el país desde Serbia llevaran matrículas provisionales válidas para 60 días). Este pasado lunes entraba en vigor una normativa por la que quienes entren en Kosovo desde Serbia con documentación y matrículas de ese país tendrían que cambiarlos por papeles kosovares. Los serbios de Mitrovica, en Kosovo, donde son mayoría, rechazaron la medida e instalaron barricadas en dos pasos fronterizos en Brnjak y Jarinje.

¿Pero cuál es la situación actual?  El Presidente serbio Aleksandar Vučić ha afirmado que el país «nunca ha estado en una situación más compleja y difícil (con respecto a Kosovo)». También ha llamado a la calma a todas las partes, pero ha declarado que si no quieren paz «Serbia ganará». También añadió que los albaneses en Kosovo están teniendo problemas debido al primer ministro Albin Kurti y que el Occidente no querría ningún conflicto que pueda ocurrir en Kosovo.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia respalda a Serbia y dice lo evidente: que Kosovo y sus patrocinadores extranjeros están tratando de desencadenar una guerra.

La temperatura asciende en este escenario. En la noche del domingo, el presidente serbio, Aleksander Vucic, se reunió con los altos mandos de las Fuerzas Armadas, proclamando que «nosotros pedimos y oramos por la paz, pero si se atreven a perseguir o matar serbios, Serbia ganará»; y cuenta con su aliado Rusia.

Y en medio de este teatro prebélico, el cómico de turno: Pedro Sánchez, presidente de España. Primero reafirma el apoyo de España a Serbia, para pasar, horas después, a apoyar a Kosovo tras la declaración de la OTAN de que estaba «preparada para intervenir» si corría peligro la estabilidad en el norte de Kosovo.

Roberto Gómez Bastida, Círculo Tradicionalista de Baeza