CIUDAD DE MÉJICO. – El pasado sábado 13 de agosto se celebraron con toda pompa los 501 años de Hispanidad y, por lo tanto, de la llegada del cristianismo a nuestra Patria. Por ello, el Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta organizó por segundo año consecutivo el tradicional Paseo del Pendón, buscando restaurar la vieja tradición virreinal y sus vistosos festejos que a la sazón transformaban a la capital durante esta celebración sin par. En los antiguos fastos destacaba sobre todo el carácter religioso de la fiesta, como narraba la Gazeta de Méjico en su edición de 1721, cuando en aquel día 13 de agosto se cumplían 200 años de la conquista. Es de leer que el Arzobispo Juan Pérez de Lanciego celebrara con Misa Pontifical dicha fiesta y que hoy por el contrario, debido al coctel de ideologías imperantes en la Jerarquía eclesiástica, no sólo pasó por alto la fiesta sino que además en esta ocasión prohibió, a diferencia del año pasado la Santa Misa Tradicional en el Templo de San Hipólito.
Sin embargo, ni el modernismo con su lacayuna postura clericalista, ni la leyenda negra propuesta por el gobierno en turno o los desvaríos folcloristas nostálgicos de otros impidieron el buen ánimo de los convocados a una hora antes de nona en las afueras del Palacio del Ayuntamiento. El correligionario Alexander G. Becker dio las palabras de bienvenida y de salida, encabezada por el Pendón Real y acompañado de banderas, el Estandarte Cristero y por supuesto la Cruz del Requeté.
A pesar del tumulto, bullicio y algarabía que el fin de semana hace concurrir de espectadores, de gritos insultantes de los desnortados protestantes y del calor, la comitiva con cantos y el rezo del Santo Rosario continuó hasta la fachada de lo que fuera el Templo de Corpus Christi y del monumento porfirista masónico «Hemiciclo a Juárez», lugar en donde por segundo año se rezara un Acto de Desagravio por los 200 años de apostasía liberal y destrucción del orden cristiano desde la secesión, cuyos efectos nos agobian hoy en día, en esta ocasión fue dirigido por el correligionario Reynaldo Avilés.
Al llegar a las afueras del Templo de San Hipólito y con los inconvenientes antes mencionados por la falta de la Santa Misa, el correligionario Rodrigo Fernández leyó una reseña sobre el primer Virrey de la Nueva España: Antonio de Mendoza. El objetivo es no olvidar nuestros buenos gobiernos y alimentar la memoria con ejemplos de la católica política cuya restauración desde sus cimientos es la razón de ser de nuestro Círculo Tradicionalista.
Para finalizar se rezó el Santo Rosario Patriótico amenizado entre cada Misterio por la Banda de Gaitas de la Ciudad de Méjico, la cuál fue la novedad para este año. Al término del Rosario la misma banda interpretó la marcha Oriamendi y se gritaron Vivas a Cristo Rey, a Nuestra Señora, a la Hispanidad y a S.C.M. Enrique V.
Agencia FARO, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.