La devoción de Don Jaime a Santa Teresita del Niño Jesús

Santa Teresita del Niño Jesús

El 2 de octubre de 1931 falleció cristianamente en el exilio en París S.M.C. Don Jaime I y III de Borbón, Rey legítimo de las Españas desde 1909, año en que sucedió en el Trono a su padre Carlos VII. Su muerte, inesperada, le llegó a los 61 años de edad, a las siete y media de la tarde, y después de haber recibido los últimos sacramentos de manos de su capellán. Sus últimas palabras fueron las primeras del acto de contrición: «¡Señor mío Jesucristo!», oración recitada por su leal Olazábal, que acompañaba al Señor en sus últimos momentos rodeado de los también fidelísimos Pujadas, Llorente y Resti.

Su cuerpo, amortajado con el hábito de San Francisco, fue velado en la capilla ardiente instalada en su domicilio de la Avenida Hoche de París. Sobre su pecho reposaban un Lignum Crucis y una estampa de Santa Teresita del Niño Jesús, a quien tanta devoción tenía.

En efecto, el Rey había leído su «Historia de un alma» y había tratado a sus familiares, que eran Blancs d’Espagne. Es decir, legitimistas, como lo recuerda la página a él dedicada en Facebook:

«Blancos de España, eran todos en su familia, los Martin, una familia de santos. Reconocieron, pues, como legítimos Reyes de Francia y Duques de Alençon y Normandía a Don Carlos María de los Dolores de Borbón (Carlos VII de las Españas) y a su hijo Don Jaime».

Pero no sólo. Al Carmelo de Lisieux había peregrinado y donado en 1926 otro Lignum Crucis, custodiado en un relicario de oro y plata que data de la época de Luis XIV, y que había pertenecido al Conde de Chambord, Enrique V de Francia. Previamente había orado ante el altar donde se venera una reliquia de la Teresa española, la de Ávila, la de Jesús.

Elevemos hoy, en su aniversario, una oración por su alma. Que Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz le haya recibido en las puertas del Paraíso.

Juan Pablo Timaná, Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas.