El cautiverio del Rey D. Javier en manos de los nazis

El Rey Javier I pasó la Segunda Guerra Mundial en el Castillo de Bostz, Comuna de Besson, Cantón de Souvigny, Departamento de Allier (Francia). Fue su residencia habitual desde su matrimonio con la Reina Dña. Magdalena de Borbón-Busset, a cuya familia pertenecía dicha Mansión y sus tierras. Actualmente es propiedad y residencia habitual de Carlos Enrique de Lobkowicz, quien apoya y reconoce a su deslegitimado primo Carlos Javier como su «Señor»

Para una relación de los horrores padecidos por el Rey de España D. Javier de Borbón durante su prisión por los nazis, contamos con el cuadro trazado por el mismo Monarca, cuyos recuerdos al respecto aparecen recopilados en el libro-entrevista El prisionero de Dachau 156.270 (1972) preparado por el publicista montañés Ignacio Romero Raizábal. Sin embargo, M. de Sta. Cruz llamaba la atención en el Tomo V de sus Apuntes (relativo al año 1943) acerca de yerros en algún que otro dato puntual en el relato transcrito del Rey, normal consecuencia de la lejanía de los hechos rememorados. Por ello, para nuestro resumen de lo acontecido, usaremos como texto base una «nota biográfica» sobre el Rey inserta en el nº 116 de la A.E.T., Órgano de la Secretaría Nacional, de Marzo de 1946, más cercana cronológicamente a los sucesos que nos ocupan.

Allí se cuenta que el Rey español, cuando los alemanes invadieron Bélgica el 10 de Mayo de 1940, «movido por el honor del uniforme que vestía, se reincorporó al Ejército belga, en el cual prestó sus servicios como Comandante», siendo –tras la derrota de su pariente el Rey de los belgas– «de los últimos en abandonar Dunkerque», localidad costera en la que se aglutinaron las tropas aliadas para su evacuación entre el 26 de Mayo y el 4 de Junio de 1940. «Se retiró después a Francia, desde donde pensaba trasladarse a Portugal, pero le fue denegado el permiso de paso por España por el Gobierno de Franco». Así pues, fijó su residencia en su Castillo de Bostz (Nuevo), en la Comuna de Besson.

Tras la conquista de Francia, los alemanes establecieron una «Línea de Demarcación» que separaba la parte Norte directamente ocupada, frente a la parte Sur que quedaría bajo la administración de un régimen «autónomo» (por lo menos, hasta Noviembre del ´42) con capital en Vichy y bajo el mando del Mariscal Pétain. El Castillo de D. Javier quedó en la zona no ocupada, casi pegado a la susodicha Línea, a unos 70 kilómetros de Vichy.

La «Línea de Demarcación» (en trazo gordo oscuro) a su paso a la altura de la localidad de Moulins. La ubicación del Castillo de Bostz se señaliza con un círculo de color azul

Allí «ayudó, en cuanto pudo, al movimiento de resistencia francés»: en concreto, acepta en Marzo de 1944 esconder en Bostz a jóvenes refractarios del Servicio del Trabajo Obligatorio que luego se incorporaban a la Resistencia; y en Junio acepta instalar a maquis en sus bosques a propuesta de Jean Ameurlain, Comandante interregional de la FTPF y FFI nº 1180. Según se desprende del Archivo Fal Conde, el contacto epistolar fue continuo entre D. Javier y su Jefe Delegado, interrumpiéndose a partir de una carta fechada en Besson, a 8 de Marzo de 1944.

Tras el Desembarco de Normandía, las tropas aliadas van haciéndose con el territorio francés, y los alemanes se ponen en retirada, abandonando el Gobierno de Vichy la ciudad el 20 de Agosto. En este contexto, el Rey es arrestado el 22 de Julio –«condenado por la Gestapo como “terrorista y comunista”», según escribe el mismo D. Javier en la portada del folleto La république de tout le monde que redactó en 1946–, quedando prisionero primero en la propia Vichy, y después en la localidad cercana de Clermont-Ferrand, para ser trasladado el 20 de Agosto al Campo de Concentración de Natzweiler-Struthof, situado en la Comuna de Natzweiler, en Alsacia, a donde llegaría el 30 del mismo mes.

Tarjeta de registro del Rey Javier I en el Campo de Concentración de Dachau. Su número identificativo de prisionero es el 101.057, y no el 156.270 que refleja el escritor javierista Ignacio Romero Raizábal en su libro-entrevista

De allí, a su vez, es trasladado al Campo de Concentración de Dachau, en Baviera, en donde es internado el 6 de Septiembre, y «sin que la Reina y los hijos –dice Fal Conde en carta posterior al Jefe realista valenciano Pascual Agramunt Matutano (22/03/73)– pudieran darnos noticia alguna porque para sí la quisieran ellos». Fue «condenado a muerte –continúa la «nota biográfica»–, salvándose al extraviarse su documentación» en uno de los traslados. En Dachau enfermó de pulmonía doble, y, a los pocos días, «se le produjo una otitis, a causa de la cual tuvo que sufrir la trepanación», efectuada por un cirujano judío-húngaro y una enfermera comunista belga, y «atado sobre una mesa, a escondidas, sin anestésico de ninguna clase ni instrumentos adecuados», pues el médico alemán de la enfermería ya le daba por un caso perdido.

En Dachau permaneció el Rey 7 meses, pues en la segunda mitad de Abril de 1945 fue sacado, junto con otros 140 prisioneros, con intención de desplazarlos al Campo de Educación Laboral de Reichenau, en Innsbruck (Austria). Pero, al no estar preparado este Campo para alojarlos, fueron llevados al Hotel Pragser-Wildsee, situado en la Comuna de Braires, en la Provincia italiana de Bolzano.

El Hotel Pragser-Wildsee

Llegó «pesando tan sólo 39 kilogramos, [y] allí se enteró fortuitamente que habían de ser fusilados todos los prisioneros al avanzar los ejércitos aliados, y tuvo la fortuna de poder avisar a un tirolés, que resultó ser un paracaidista americano, a quien descubrió su personalidad, y éste transmitió la noticia al V Ejército norteamericano». D. Javier y sus compañeros fueron liberados por las 42ª y 45ª Divisiones de Infantería del Ejército estadounidense, que alcanzaron el Hotel el 4 de Mayo. Una vez vuelto a su residencia de Bostz, en el proceso que los republicanos abrieron contra Pétain, D. Javier, que había mantenido siempre buenas relaciones con el Mariscal y recibido toda ayuda posible suya durante el Régimen de Vichy, declaró en su descargo el 6 de Agosto, y escribió en favor de su actuación el folleto Les accords secrets franco-anglais en 1949. El Rey, tras reanudar la comunicación epistolar con Fal ya en Mayo, dirigió un gozoso Manifiesto a los leales españoles el 25 de Julio.

Félix M.ª Martín Antoniano