El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico bloqueó en el último momento (BOE 11-01-2023) la construcción del que iba a ser el mayor parque eólico de Europa.
La Esperanza había hecho referencia a su ya inminente ubicación en varias localidades de la «España vacía». En concreto, la localidad salmantina de Villarino de los Aires iba a acoger la superestación y otras 9 localidades el resto del complejo en terrenos rústicos con diversa calificación —algunos de ellos de titularidad municipal—. La instalación iba a afectar incluso a zonas de especial protección del parque natural «Arribes del Duero».
Iberenova, filial de Iberdrola, presentaba un proyecto para la instalación de 50 aerogeneradores con una potencia global de 300 Mw, que según los técnicos del Ministerio supondría impactos probablemente insalvables para «aves como el buitre negro, buitre leonado, alimoche, milano real, cigüeña negra, y águila perdicera, entre otras, pudiendo provocar una afección a la integridad de las poblaciones de dichas especies».
El alcalde de Villarino ha manifestado su indignación: «¡la culpa es de los pájaros!». Eso ha declarado a un periódico local y ha criticado «echen para atrás un proyecto que supondría la generación de importantes ingresos y la eliminación del desempleo en esta comarca de Salamanca». Lo primero es probable, lo segundo, la erradicación del desempleo por la instalación de unos molinos de viento tiene un grado de dificultad inversamente proporcional a los daños seguros al entorno y a la propia capacidad productiva de los terrenos comunales afectados.
De todos modos, esto no ha sido más que un proyecto. Vendrán otros con medidas correctoras. Es difícil pensar que Iberdrola vaya a arrojar la toalla ante unos beneficios, que en su práctica totalidad no acabarán en Villarino sino en algunas cuentas corrientes en sucursales bancarias bien distantes de esa localidad.
Agencia FARO
