El Sanedrín debate matar al inocente

Senado de Colombia

El Senado de la República de Colombia ha comenzado a debatir si un niño es una persona desde su concepción. Hispanoamérica ha vivido dos años de marchas celestes. Han tumbado varios intentos de legislación abortista y ha habido varios triunfos por los nonatos.

El sector conservador del Senado ha promovido el debate, con el fin de proteger la vida desde su concepción. Pretenden consagrar la evidencia biológica de este hecho, y un principio de derecho natural y cristiano en el ordenamiento jurídico colombiano. Sin embargo, no parecen advertir hasta qué punto han cedido ante el progresismo.

Adolecen de una flaqueza práctica en la integridad del bloque y dirección de la propuesta, pero también a nivel ideológico. El conservadurismo ha venido asumiendo cada vez más lugares doctrinales del liberalismo progresista. Esto se deja sentir en los términos del debate. Ésta puede ser una oportunidad para avanzar la legalización del aborto, en vez de su erradicación.

Los conservadores han aceptado debatir si somos o no personas desde nuestra concepción. Pone en términos de igualdad los argumentos de los promotores del infanticidio antes del parto. Presenta que el infanticidio es perfectamente aceptable, si lo decide la asamblea.

Resulta aberrante que el Congreso determine quién es persona y quién sujeto de derechos. Un hecho natural al alcance de todos. Hace poco se prohibió la caza de tiburones, para protegerlos. ¿Acaso no dijo Nuestro Señor Jesucristo que los hombres valen más que muchos pajaritos?

Los miembros del Senado pueden actuar movidos por las mejores intenciones y traer el peor de los males. Esa institución no es más que una franquicia de la Sinagoga de Satanás en Colombia. ¿Qué derecho tienen los honorables senadores de definir quién es una persona? ¿O qué derecho tiene la Corte?

No importa cuántos debates elocuentes se hayan dado en defensa de la vida. Aplicando los Derechos Humanos y acuerdos a que Colombia está sometida, los abortistas conseguirán su objetivo. Es un marco legal luciferino, está diseñado para eso. Compuesto por leyes contra el derecho natural y contra el magisterio de la Iglesia.

C. Restrepo, Círculo tradicionalista de Nueva Granada