Unas fiestas de San Isidro muy lejos de Madrid

Estas fiestas son las que dan identidad a un pueblo

Desfiles de tractores bendecidos el día de San Isidro. San Pedro Cholula, México

Las fiestas de San Isidro en la Villa y otrora Corte de Madrid son célebres mundialmente. Se disfrutan, como toda buena fiesta católica-hispánica, con enorme afluencia de fieles a la ermita del Santo, con procesiones en las calles ―también en muchísimos pueblos de la Península― y, además, en las plazas de toros. Basta sintonizar cualquier telediario peninsu­lar alrededor del 15 de mayo para ver que la capital castellana echa «la casa por la ventana» para celebrar a su santo patrón.

Más allá del Mar Océano y después de cuatro centurias de la cano­nización del santo labrador, un ligero y apenas perceptible eco se abre paso entre el silencio de lo que hubo sido en todas las Españas y que ni la modernidad técnica, política ni religiosa han podido callar. En la Ciudad de Cholula, Méjico, se siguen reuniendo alrededor del altar ca­da quince de mayo los labradores, porque saben que, sin el auxilio del cielo, los campos no podrían dar fruto.

Las fiestas se inician con el incesante tintineo de las campanas lla­mando a la fiesta. Poco antes del inicio del Santo Sacrificio, los alrededores de la parroquia se van llenando de tractores decorados con flores, listones, globos y letreros alusivos al festejado. La banda de alientos ameniza la llegada de los fieles con un repertorio musical del todo ecléctico, desde el pasodoble torero hasta la balada pop de moda, sin olvidar las tradi­cionales «mañanitas» dedicadas al santo que suenan desde la entrada de la iglesia. Los fuegos artificiales van marcando el ritmo de la liturgia: el inicio, la elevación y el «Ite, Missa est». Se finaliza la liturgia con la bendición de los tractores, de los campos y de los campesinos.

La fiesta continúa con un recorrido por los campos circundantes encabezado por una camioneta bien aderezada para la ocasión en la que va el nicho con la imagen del Santo y estandartes de las diferentes hermandades. Le siguen los tractores benditos y adornados y las fami­lias van repartiendo comida o dulces a los curiosos que salen al paso a santiguarse, mientras la banda de alientos no deja de soplar, las cam­panas no dejan de tocar y los fuegos artificiales no dejan de tronar mar­cando el recorrido del cortejo. 

Finalmente toda la comitiva se dirige a la casa del mayordomo (fa­milia encargada de la organización de la fiesta) quien abre su casa de par en par para dar de comer a todos los que lleguen en un gesto de ex­cesiva caridad y convivencia como ya no se ve en nuestros días. La fies­ta sigue hasta la noche entre música, baile y brindis en honor al santo.

Estas fiestas son las que dan identidad a un pueblo, cohesionan los estratos sociales y reavivan la economía de la región. Fiestas celebra­das por todo el mundo hispánico. La sociedad tradicional tie­ne todo que enseñar al hombre moderno que, ensimismado en su nona­da, busca soluciones irreales a problemas que él mismo se ha creado.

Desde la Ciudad de Cholula estuvimos unidos a nuestros hermanos madri­leños y a todo el orbe católico hispánico: ¡Feliz día de San Isidro!

Ángel Reyes Rosas, Círculo Tradicionalista de Nuestra Señora de los Remedios

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