Don Miguel Fernández, «Peñaflor»

«ERA EL MAESTRO DE MUCHOS PERIODISTAS QUE HOY HONRAN CON SUS FIRMAS LAS COLUMNAS DE LOS PERIÓDICOS CATÓLICOS DE ESPAÑA»

Fotografía tomada del del tomo VI de las Obras completas de Vázquez de Mella.

En el aniversario del fallecimiento de don Miguel Fernández, «Peñaflor», maestro de periodistas carlistas, rescatamos para los lectores de LA ESPERANZA un artículo publicado en EL SIGLO FUTURO, al día siguiente de su defunción (n. 8451, de 18 de febrero de 1935).

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Anoche falleció cristianamente, en Madrid, después de recibir con edificante devoción los auxilios espirituales y la bendición de Su Santidad, el antiguo y benemérito periodista católico, director actualmente de la agencia Prensa Asociada, don Miguel Fernández, que firmaba sus trabajos con el pseudónimo de «Miguel de Peñaflor».

Nació en Murcia, en 1877, de familia conocida por sus ideas católicas. Se hizo bachiller en el Instituto de Murcia. Su vocación por el periodismo le apartó de la Facultad de Medicina de Valencia, donde estudió dos años con gran brillantez, y marchó a Murcia, donde se consagró al periodismo, dirigiendo «La Semana Católica», y alternando en sus ocupaciones como profesor de Lengua en los Colegios de Segunda enseñanza de Nuestra Señora de las Mercedes y de San Antonio. Los éxitos de «La Semana Católica» convirtieron a ésta en diario, con el título de «El Correo de la Noche». Allí realizó formidables campañas en favor de sus ideales, campañas que se tradujeron en la fundación de un Círculo Católico de Obreros, del que «Peñaflor» fue el alma, auxiliado por los profesores del Seminario Conciliar de Murcia, don Antonio Muñera y don José María Molina, y el propietario murciano don Mariano Palarea.

Después, dio multitud de conferencias en Murcia y en los pueblos de la provincia, defendiendo la Causa Tradicionalista, fundando el Círculo Carlista de Murcia y contribuyendo a la organización de la Comunión en aquella región. Su palabra fácil, brillante, elocuentísima, era oída con verdadero entusiasmo, y los murcianos le eligieron concejal de su Ayuntamiento por gran mayoría de votos. Entonces fue alcalde de Murcia D. Juan de la Cierva, quien, al conocer los méritos del señor Fernández, trató en muchas ocasiones de llevarlo a su campo, sin conseguirlo.

Como escritor, es seguramente el que más ha producido en el campo católico. Pueden contarse por más de treinta mil artículos los que han salido de su pluma. Era el maestro de muchos periodistas que hoy honran con sus firmas las columnas de los periódicos católicos de España.

Cuando llegó a Madrid, fue requerido para ocupar puestos de importancia en el periodismo; pero él, que vivió siempre consagrado a la defensa de los ideales católicos, no quiso escribir más que en las publicaciones de su ideología.

En «El Correo Español», «Peñaflor» escribió durante mucho tiempo, alternando con «Eneas», editoriales repletos de doctrina. El marqués de Cerralbo sentía verdadera admiración por el señor Fernández, y lo nombró director del órgano del carlismo. «El Correo Español» alcanzó en la época en que lo dirigió don Miguel Fernández las mayores tiradas, principalmente durante la guerra europea, en la que superó en número de ejemplares a todos los diarios que se publicaban en Madrid por la tarde.

Vázquez de Mella, muy amigo suyo, quiso que «Peñaflor» dirigiera la segunda época de «El Pensamiento Español», que fundó el ilustre escritor don Francisco Navarro Villoslada. Y ese periódico lo dirigió con gran acierto desde su reaparición hasta su muerte.

También ha escrito mucho en «El Universo», en donde sustituyó a don Juan Menéndez Pidal, como subdirector, y, últimamente, llevaba unos años dirigiendo la agencia de información «Prensa Asociada». Los periódicos que en toda España han recibido y reciben colaboración de la mencionada Agencia han publicado casi a diario una «Nota del día», que la reproducían, en muchos casos, otros periódicos ajenos o «Prensa Asociada».

A los cincuenta y ocho años, y para demostrar que todavía era capaz de mucho, emprendió la carrera de Derecho, que terminó en dos años.

Tal ha sido, a grandes rasgos, la vida del insigne periodista católico Miguel «Peñaflor», al que lloramos.

Su muerte ha sido edificante. Él pidió que le administraran los Santos Sacramentos, que ha recibido con verdadera unción, y en sus últimos momentos, rodeado de su esposa y de sus hijos, no ha pensado más que en recomendar a los suyos la defensa de sus cristianos ideales. Momentos antes de morir, después de rezar fervorosamente el Rosario, sus labios pronunciaron esta frase, que habla con más elocuencia que muchos discursos: «Aprended, hijos míos, a morir cristianamente».

Enviamos la expresión de nuestro más sentido pésame a la viuda e hijos del finado, y encarecidamente rogamos a nuestros lectores encomienden a Dios el alma de este insigne veterano del periodismo católico.

R.I.P.A.

EL SIGLO FUTURO, n. 8451, de 18 de febrero de 1935.

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