Semblanza de un príncipe cristiano (I)

Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón

Decía Vázquez de Mella que «la monarquía es la primera de las instituciones, que se nutre de la tradición, y el canal por donde corren las demás, que parecen verse en ella coronadas». La monarquía legítima es, pues, el sostén y aglutinador de la doctrina política que corona: el tradicionalismo.

Gracias a la continuidad venerable de nuestros queridos Borbones legítimos, el Carlismo ha llegado vivo a nuestros días. Una proeza de la que no puede presumir, por desgracia, ningún otro movimiento contrarrevolucionario. Precisamente, es la dinastía legítima y su autoridad natural lo que ha salvado y salva al tradicionalismo español de las brumas de una teorización sin concreción política, la división o la heterodoxia.

  • Don Sixto Enrique de Borbón es benefactor de múltiples causas en favor de la Iglesia, España e Hispanoamérica
  • Su Alteza Real sirvió en la Legión Española
  • También sirvió en el Ejército portugués luchando en la guerra de Angola

Los Borbones, hijos de los Capetos que tantas glorias dieron a la Cristiandad, insertaron en el Escudo Real las flores de lis, como corazón humano y temporal. Unas flores que, desde los Reyes Don Alfonso Carlos y Don Javier, tienen como norte los Sagrados Corazones de Jesús y de María en el mismo blasón. Y es que hablar del Reinado Social de Cristo, hablar de Cristiandad, es hablar de Realeza. Algo que los tradicionalistas españoles tenemos el privilegio de atesorar en el Abanderado de la Tradición.

Porque Don Sixto Enrique, emparentado con la mayoría de las casas reales católicas, enarboló una bandera que había sido despreciada por su hermano y los que le siguieron en su catastrófico error. Una bandera que muchos se negaron a reconocer; bien por acomodamiento al nuevo régimen constitucional, bien por la nueva situación de la Iglesia tras el desastre del Vaticano II, bien por modas políticas espurias. Así, salvó heroicamente la Santa Causa en Montejurra y asistió como Príncipe cristiano a las consagraciones episcopales de Écône en 1988, realizadas por el Arzobispo Marcel Lefebvre y el Obispo De Castro-Mayer.

Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón en su despacho

Don Sixto Enrique de Borbón, heredero de origen y ejercicio de la monarquía legítima, ha cumplido con su papel de príncipe cristiano estando siempre al frente de las reivindicaciones políticas más justas y beneficiosas para los intereses de España y de la Iglesia. Habiendo cursado estudios universitarios, el Duque de Aranjuez se alistó bajo nombre supuesto en la Legión Española. Sirvió después en el Ejército portugués en África, donde recibió formación castrense de alto nivel, participando en la guerra en las provincias africanas de Portugal.

  • Don Sixto Enrique de Borbón fue voluntario para luchar en la guerra de Las Malvinas
  • Socorrió a los cristianos del Líbano y denunció el sionismo en Oriente Próximo
  • Esto le costó un atentado casi mortal y el asesinato de su sobrino y colaborador, Don Eduardo Javier de Lobkowicz

El compromiso político y vital de Don Sixto Enrique queda más que comprobado recorriendo su historial: desde su ofrecimiento como voluntario para la guerra de Las Malvinas a su denuncia del sionismo y su protección de los cristianos del Líbano. Eso le costó sufrir un atentado casi mortal, así como perder a su sobrino y colaborador Don Eduardo Javier de Lobkowicz en otro atentado terrorista. De Su Alteza Real es conocida su labor en Hispanoamérica, sus viajes y los años de su vida en la América española, y la atención que ha procurado a los cristianos de Oriente Próximo y el norte de África.

Jaime Alonso, Círculo Tradicionalista Juan José Marcó del Pont (Vigo)

Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón durante el LX Aniversario del fallecimiento de su padre el Rey don Javier I, junto a Alberto Ruiz de Galarreta, José Miguel Gambra y don José Ramón García Gallardo.