Se considera que el 15 de marzo de 2011 comenzó la guerra «civil» en la República Árabe Siria. Hace una semana se cumplieron, pues, diez años de conflicto.
Guerra planeada desde un escritorio, como ha denunciado en varias ocasiones la Hna. Mª de Guadalupe Rodrigo, SSVM, misionera en el país durante la contienda. En el conflicto se han enfrentado las fuerzas que apoyan al gobierno laico del presidente Bashar Al Asad ―respaldado por Irán, Rusia, China y Hezbolá― contra las milicias de la oposición ―«moderada» y terrorista―, la coalición internacional liderada por los Estados Unidos y los islámicos ―a menudo financiados por gringos y saudíes.
El conflicto ha dejado casi medio millón de muertos, 6.7 millones de desplazados internos, 5.6 millones de refugiados en países cercanos y 11 millones de personas que dependen de ayudas humanitarias. Esto, según cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 2021. Por no mencionar todo un país devastado.
Según la ONG Puertas Abiertas, de los 2.2 millones de cristianos que había en 2011, en 2021 solamente quedan 677 mil. Estos son asistidos por organizaciones caritativas como SOS Cristianos de Oriente.
Hoy al pueblo sirio lo aqueja no sólo la guerra y el terrorismo islámico, sino también la pandemia del coronavirus y las asfixiantes sanciones impuestas por Occidente. Estos flagelos han llevado a Siria a una grave crisis humanitaria que va desde el desplazamiento forzado hasta la hambruna, pasando por la inflación y el desabastecimiento.
Afortunadamente, la coalición que apoya a Al Asad ―cuyo régimen es conocido por proteger a los cristianos― ha ido ganando terreno. A día de hoy, han conseguido liberar gran parte del territorio nacional, devolviendo la paz a varias zonas del país. Sin embargo, el triunfo en la guerra resolverá sólo una parte del problema: aún hace falta un gran esfuerzo para combatir la terrible crisis económica y social que padecen los sirios.
Quiera Dios que los terroristas y los invasores pronto sean derrotados, y que Siria resurja de las cenizas a las que los islámicos la redujeron, en complicidad con EE.UU. y sus aliados. Mientras tanto, recemos por nuestros hermanos sirios. Sub tuum praesidium…
FARO/Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas. J. P. Timaná