La religión no es ajena a la coyuntura política. Ante unos movimientos socialistas anticlericales, el católico medio comete el error de pensar que el uribismo es esa alternativa aceptable para un católico. Parece que en Colombia, el uribismo equivale a defensa de la religión. Pero, ¿es así?
Para conocer el pensamiento político de alguien, deben conocerse sus orígenes. Uribe comienza su carrera política en el ala izquierdista del Partido Liberal Colombiano. Una vez ahí, inicia una profunda relación de amistad con un círculo de personas pertenecientes a esta corriente. Entre ellos se encontraban José Obdulio Gaviria Vélez y Gerardo Molina —afamado político de izquierda—. Afirmaba su antiguo compañero José Obdulio que «bebía en las fuentes de Rafael Uribe, mártir colombiano de la democracia, o en documentos de Bolívar, discursos de Gaitán o libros de Gerardo Molina. Es un producto político de los Encuentros Liberales de Agudelo Villa, quien lideró en Antioquia una disidencia contra el oficialismo liberal hegemónico».
Uribe reconoce que se vio influenciado de ambos pensadores. Este episodio de la vida política de Álvaro Uribe ha sido fácilmente olvidado por haber sucedido hace tanto tiempo. Sin embargo, de su historial ya como político conservador, podemos revisar ciertos detalles.
Su campaña por el «No» frente al falso proceso de paz puede considerarse algo relativamente bueno. ¿Qué persona razonable no se opone a pactar con una guerrilla comunista? Uribe fue percibido como el mayor opositor al proceso —iniciado por el candidato que él había apoyado en 2010, cabe recordar. No obstante, a la hora de la verdad, en el senado el partido fundado por Uribe, Centro Democrático, no se dispone a destruir el acuerdo. A pesar de haber triunfado el «No» en el plebiscito.
Al contrario, Uribe hace un discurso afirmando que su «No» no era absoluto. Sino que lo que proponía su partido eran reformas y ajustes al acuerdo, proclamando que lo que él deseaba era un «gran pacto nacional» que incluya a la guerrilla. Aun cuando previamente, en su campaña electoral por el «No», había dicho lo contrario.
Retrocediendo en el tiempo, conviene recordar que las famosas tres causales del aborto fueron aprobadas en el año 2006: durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, cómo no. También es menester recordar la vinculación de este personaje a la revista pornográfica SoHo. Uribe defendió la revista en el año 2005, en nombre de la libertad de expresión, cuando en uno de sus números mostraron de forma blasfema una mujer desnuda escenificando la última cena de Nuestro Señor Jesucristo. Esta vinculación no sólo se dio en este caso, sino que Álvaro Uribe llegó a escribir para la propia revista, hecho que es confirmado por él mismo.
Como último dato de la vida política de Álvaro Uribe, vemos a qué clase de candidatos ha apoyado. La gente suele olvidar que, desde la finalización de su mandato, los dos presidentes que hemos tenido han sido apoyados por él, siendo el actual Iván Duque, un sorista confeso. Incluso ha escrito artículos de opinión alabando a Soros y sus ideas. No hace falta describir cuánto se ha deteriorado la patria política, moral y religiosamente desde el primer mandato de Uribe hasta día de hoy.
Finalmente, y considerando los hechos anteriormente enunciados, se puede concluir que Álvaro Uribe Vélez no es más que un demagogo globalista, aunque se da apariencias de católico. Al votarlo, la revolución no ha hecho otra cosa que triunfar y avanzar de forma más o menos inadvertida. ¿Es una alternativa católica? Evidentemente no, pero sí es claramente una figura conservadora. Como bien resumió el padre Ignacio Casanovas, editor de Balmes: «El partido conservador conserva la Revolución».
Eduardo Jiménez, Círculo Tradicionalista de la Nueva Granada.