Casado y su error con la monarquía

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EFE

Pablo Casado, líder del Partido Popular, afirma que al actual Jefe de Estado «lo votamos los españoles».

Es evidente que Casado sabe que nadie ha votado directamente en unas urnas al usurpador Felipe llamado el VI como candidato para Jefe del Estado. Lo que se esconde detrás de esas palabras es algo peor que una ambigüedad. Otro intento de fundamentar todo poder, toda autoridad, en el voto. Lo que no se vota no tiene validez, no tiene legitimidad, debe ser desechado. No puede existir una institución cuya razón de ser no sea la voluntad de los españoles plasmada en las urnas. Por tanto, trata de legitimar la existencia de la Monarquía en la democracia. Eso hace Casado.

No es una visión nueva. Casado es un enamorado de la Constitución de 1978 y observa que «la soberanía nacional reside en el pueblo». Que el pueblo es soberano. Y, si el pueblo es soberano, ¿cómo el Jefe de Estado no va a ser elegido por el soberano? Por lo tanto, Casado simplemente expone aquello que está implícito en el texto constitucional.

Pero: ¿y si el pueblo español mañana vota que no quiere una «Monarquía Parlamentaria»? ¿Casado agachará la cabeza y se acomodará a esa nueva forma de Jefatura? ¿Y si pasado mañana el pueblo español vuelve a cambiar de opinión? Esta paradoja es simplemente el fruto de una «lógica» constitucional. Según este credo, la política depende del capricho del pueblo y de lo que se le antoje en un determinado momento. Que, en realidad, será el capricho popular calentado por lo que le interese a quienes de verdad mueven los hilos.

Antonio de Jaso, Navarra.