La pandemia continúa su proceso modificador en la sociedad hispalense. Sin embargo, tras una Semana Santa tan afectada por las restricciones territoriales y horarias, los sevillanos se resisten a que sus costumbres sean abolidas en su totalidad por las diversas restricciones.
Basta pasear por el centro de la ciudad para encontrarnos bares y restaurantes decorados con los adornos propios de la tradicional Feria de Abril, que este año tampoco podrá celebrarse como es debido. Sillas, farolillos, música de fondo… ha sido la apuesta de la hostelería sevillana para confrontar la dura situación que se avecina.
Tras las últimas restricciones autonómicas, publicadas el jueves 15 de abril, ha quedado estipulado que los andaluces deben abstenerse de asistir a cualquier actividad «no esencial», para lo que la Junta ha impuesto el cierre a las 20:00, entre otras restricciones.
Sigue vigente también la prohibición de entrar o salir de la circunscripción autonómica, así como la de desplazarse entre provincias. Las consecuencias para la hostelería hispalense se avecinan terroríficas.
Sin embargo, no sólo hemos visto el esfuerzo en bares y restaurantes para recrear el ambiente de feria en la ciudad. Numerosos hoteles como el Silken o el Al-Andalus han asimilado sus espacios a las tradicionales casetas del ferial. También han actualizado a la Feria no sólo estética, sino el propio menú, junto a muchos bares y restaurantes.
Además de los clásicos surtidos de jamón o queso, encontramos los fritos variados y, especialmente, la manzanilla como protagonista primordial, ya sea sola o con refresco dando pie al tradicional «rebujito» sevillano. Para todo ello, se puede observar a los empleados vestidos para la ocasión, que contribuyen a este esfuerzo de la sociedad sevillana.
Esfuerzo que ha demostrado no sólo su hostelería, sino también los propios sevillanos, a quienes estos días —pese a que no puedan dirigirse a ninguna caseta— podemos ver vestidos para la ocasión, especialmente las señoras con su tradicional y característico «traje de gitana».
Alusiones podemos encontrar también en el anuncio de la vuelta a los toros en la Maestranza, feria inconfundible y capital en el año taurino. Las encontramos incluso en la reserva del espacio ferial para la instalación de atracciones y puestecillos de dulces, con las que los más pequeños pueden recrear sus días de feria.
Sin duda, pese a la dureza de la situación, eventos y comportamientos de este tipo nos hacen darnos cuenta de que, con todas las impurezas y contaminaciones, la sociedad hispalense se afana por mantener la inercia de sus propios tiempos frente el repentino reordenamiento social causado con motivo de la pandemia.
FARO/Círculo Hispalense. M. Quesada